pastor

Bueno dejemos un rato de lado tanta cosa personal y veamos que pasa a mí alrededor.
Una noticia que me impactó mucho él ultimo tiempo fue la muerte de esa guagua en Iquique.
El cuento es el siguiente, una mujer muere en la calle, por un ataque o algo así. El reconocimiento de su cuerpo y de su identidad tarda mucho.
Por otro lado un niño espera en su casa a su madre, sólo, totalmente dependiente de otra persona para subsistir.
Este niño es hijo de esa mujer. Esa mujer muere y por lo tanto el niño se queda solo. El niño es poco más que un recién nacido, por lo tanto no habla, no se desplaza por si solo, no es capaz de alimentarse ni menos de pedir ayuda.
Tiempo después cuando se descubre el nombre de la mujer van a su casa, a dar aviso o a hacer algún tramite. Nadie abre, nadie puede abrir, solo hay una persona o más bien, había, ya que ese niño no solo no podrá abrir las puertas por sus medios, no podrá hacer nada. Ese niño murió, solo, desamparado. De hambre, de asfixia, de pena, de soledad.
Esa muerte hace toda mi vida desgraciada. Que eso llegue a pasar en la actualidad nos convierte a todos un poco en basura.
Que una madre no tenga con quien dejar a su hijo.
Que una persona no sea reconocida oportunamente.
Que un niño muera porque nadie sabe que existe.
Todo eso me hace sentir miserable. Todo el resto de los escándalos y titulares no tienen a mi juicio ni el mas mínimo peso frente a un hecho tan lamentable como este.
He pensado la cantidad de cosas que se podrán escribir sobre este episodio. Pero el hecho es uno solo. Un niño murió y nadie pudo hacer nada por evitarlo.
Para darle una vuelta al menos y dejar de mirarse tanto el ombligo.