pastor

Yo soy un tipo bien extraño. Sólo reconozco que necesito a alguien cuando no está. A mis cercanos nunca les digo lo importante. Mis mejores amigos no son personas cálidas ni cariñosas. De hecho nunca les expreso cariño y menos ellos de vuelta. Soy un tipo de gestos más que de acciones explicitas. Idolatro a mi madre pero tambien me violenta su excesivo servilismo. Amor y odio con mi padre. Quiero a mis hermanas, pero reconozco que a una más que la otra. Soy barrero lo sé y se me nota y trato de no ocultarlo.
Cuando alguien me gusta se me nota a la legua, no sólo mis ojos me delatan sino que mi actuar. Me pongo torpe, fome, enredado, poco fluido, la verdad me convierto en el ser menos interesante del mundo. Cuando sé que yo le gusto a alguien tampoco sé cómo reaccionar. A veces me pongo a la defensiva, otras veces me hago el lindo y otras muchas no me percato. Mecanismo de defenza, lo sé.
Soy serio pero soy un payaso gran parte del tiempo. Un lerdo social que no sabe como responder en situaciones totalmente coloquiales. Un amante de los placeres sensoriales. Me expreso a través de la comida, es uno de mis principales gestos.
Mi mente es aventurera, yo sin embargo soy más bien pasivo. Suelo ser el poder en las sombres, podría crear un plan maestro pero no ser su rostro. Vivo en un permanente conflicto interno entre destacarme y esconderme.
Me ilusiono con facilidad, genero una carta de navegación instantánea. Sé perfectamente que es lo que hay que hacer en el futuro, pero no tengo ni la más mínima idea de lo que hay que hacer ahora. El rey de los consejos. Pinto mi vida al gusto del consumidor, sólo para que no reconozcan el verdadero producto que estoy ofreciendo.
Miro a los ojos sólo a aquellos con los que tengo confianza, o más bien con aquellos a los que siento que tengo dominado. Lo sé es un acto cobarde, pero asi es y punto.
Escupo mil cosas, en una pelea, en este blog, y en mi cabeza, pero lo esencial lo guardo, no lo muestro, me carga eso. Demostrar sensaciones y sentimientos en publico me asquea, lo encuentro básico, burdo, envidiable.
Escribo y no sé de que, otros haran las interpretaciones y encontrarán el sentido. Yo simplemente me exorcizo.

Mucha sofisticación a veces entretiene, pero la gran mayoria de las veces cansa. Cuando esto se aplica a la comida es una opinion que va ganado cada dia más adeptos.
Platos rebuscados, ingredientes imposibles de apreciar, porciones ridiculas, mezclas novedosas pero que ni juntan ni pegan, y muchas otras opciones que sólo generan que algo tan simple como disfrutar de una comida se transforme en una gran desilusión.
Luego de las malas o regulares experiencias que habia tenido el último tiempo saliendo a comer fuera, este domingo encontré la reivindicación a esto que tanto me gusta hacer.
Sin importar las circunstancias en esto, lo importante era que figurabamos tres personas con mucha hambre, muy cansados y con ganas de algo reponedor y en un ambiente agradable. Asi llegamos a Hacienda Lolol camino al pueblo con este mismo nombre en el valle de Colchagua. No era temprano, es más, las pocas mesas que estaban ocupadas ya parecian terminar. Sin embargo, no tuvieron problema en recibirnos y preparar una mesa. La carta en una pizarra indicando los 4 platos disponibles. Cada uno pidio uno distinto, luego llego el pebre, el pan, un pisco sour con mandarina que estaba increible aunque un poco dulce, lo que fue inmediatamente justificado por la moza quien adelantandose me preguntó sobre el dulzor y me explico que no lo podian hace tan seco por el publico femenino. Todo bien en todo caso.
Luego, de manera muy rapida, llegaron los platos. Increibles, porciones adecuadas, sabroso, bien hechos, caseros pero absolutamente profesionales. Yo una mechada de esas que ya no se hacen por el tiempo que toma cocer correctamente la carne. Otro plato dándole una pequeña vuelta de tuerca al pollo asado y un tercero con una salsa de vino suave y bien hecha como pocas veces la he probado. Acompañamientos adecuados hiceron del plato principal un verdadero plato de fondo.
Y luego nos ofrecen postres, a lo que los tres accedimos y vaya que quedamos felices. Leche asada, consistente, casera, notable. Tocino del cielo, de una suavidad y delicadesa que a uno lo hacian sentir extasiado. Y el mio, un muosse de chocolate, concentrado, elegante, en una porcion justa, simplemente orgásmico.
Buen cafe al final, la chimenea siempre prendida, los dueños todo el tiempo preocupados de nosotros y de hecho la familia dueña del lugar junto a la chimenea departiendo una tarde de domingo, todos elementos que crearon un grato y amigable ambiente.
La sonrisa en nuestras caras al irnos demostraron lo felices que quedamos, lo gustosos que nos ibamos y la buena experiencia que habia sido.
Ven? no es tan dificil gozar la comida, con simpleza y con detalles. Por fin salir a comer volvio a ser una buena experiencia!!!

Hace poco salí por un fin de semana con mi grupo de amigos de la universidad, y como el tiempo pasa que ya no somos sólo nosotros sino que se suman pololas, novias e incluso señoras. Esto implica necesariamente un cambio en la dinamica de estos viajes, algo que no necesariamente debe ser negativo.
De todas maneras se genera la sensación de que algunos cambiaron desde que estan emparejados y hay una presencia femenina determinando parte de sus pasos.
En un principio la reacción tiende a ser algo negativa, la idea de que puede ser una Yoko Ono que viene a romper el grupo es especialmente fuerte cuando la señorita en cuestion es muy distinta, de caracter especial o por cualquier motivo se desmarca del funcionamiento habitual del club de Tobi.
Pero cuando los emparejados son más, cuando las pololas no son pesadas, cuando estas se integran bien y hasta aportan a la dinamica, uno viene a cuestionarse si son elementos rupturistas. Es más en lo personal tiendo a ver que el amigo en cuestion se potencia y evoluciona al estar con esta persona.
Claro porque el hecho de que yo sea medio solitario no implica que el resto deba serlo tambien, es más, me alegra verlos acompañados, complementados, complices, avanzando y conociendo nuevas etapas.
Y resulta ser que al final del día vengo a disfrutar de esta nueva etapa, nos plantea nuevos escenarios y nos va haciendo a todos mas dinamicos. Traen un aire fresco, y aunque ahora el compadre ya no está 100 % para uno, si está feliz y eso me gusta más.
Claro que de las pololas brujas uno nunca está libre y de esas varias han aparecido y prefiero ni dedicarles tiempo, ya que solo restan y no merecen atencion de parte de nadie.
Asi que bienvenidas chiquillas.