.comment-link {margin-left:.6em;}

miércoles, febrero 28, 2007

 

El jefe

No puedo respetar a mi jefe porque es un cobarde.
No da la cara.
No da respuestas claras
Delega responsabilidades exclusivas suyas a medias.
Prefiere vivir en su esfera macro económica y desconocer la realidad.
Es valiente como un bravucón pero insignificante como ser humano.
Una mas de las razones para sentirse ajeno.
Un mas de las razones para despegar.
El camino no va a ser fácil pero al menos será consecuente.
Conmigo y con el resto.
Espero.

 

Barcelona

Un buen amigo me dijo que estoy enamorado de Barcelona.
Que cuando digo que es una ciudad que me gusta tanto que me llega a angustiar, expreso el mismo sentimiento que se tiene con respecto al amor.
Mi madre también entendió porque esa ciudad me hace sentir cómodo.
Porque ese es el punto, no es que me fascine por ser tan cosmopolita, ni por el mar y el arte, o por la gente, o la tolerancia, o lo que sea. Ahí al final lo que siento es pertenencia. No total, porque mi arraigo no ha encontrado un tierra donde instalarse. Pero al menos me permite caminar con una sonrisa en mi cara.
Y eso es al final del día lo que quiero.
El otro día conversaba con otro amigo. No estábamos borrachos debo aclarar. Solo una tarde de domingo con media copa de vino tomada, de caballeros. Y a pito de nada, o más bien a pito del mundo laboral, él me dice: lo importante es ser feliz. Claro, ahí es cuando ya no importa el sueldo, ni el CV, ni el status, ni nada. Cuando uno logra ser feliz logra verle el lado amable al trabajo, encarar los problemas como desafíos y oportunidades y avanzar.
Es eso lo que espero ahora, avanzar de la mano de una fantasía. Una vida que va pasando muy rápido y a la que tengo que ponerle mi sello, antes de que pase de largo ya sellada.

 

Teoria del cojeo

Estoy evaluando lanzar la teoría del cojeo. Esta consiste en que en la vida uno se para en dos, cuatro o las patas que sea, y siempre una está desnivelada y por lo tanto se cojea.
Cuando chico mi cojera era con los amigos.
Mi familia ha sido y dejado de ser un problema sucesivamente.
Y lo laboral siempre había sido el punto fuerte. Hasta ahora.
La vida no es perfecta, aunque uno trate que así sea.
No quiero que sea perfecta, pero si justa, equilibrada y jugada.
Bailo en todas y me enfrento a todas.
Sólo que a veces no es tan fácil. Ni agradable.

lunes, febrero 26, 2007

 

Reencuentro

Ayer nos vimos nuevamente.
Era una prueba de fuego para mí.
Y no tengo ni la más puta idea si la pasé.
Lo que sí se es que la tarde pasó volando.
El vino ayudo a relajarse.
Y aunque cada uno se mantuvo en su esquina, la sonrisa no me la sacó nadie en todo el rato, ni mucho rato después tampoco.
¿Deja vú? No lo sé.
Pero estos enredos mentales con rasgos romanticones al menos me mantienen activo.
Solo, pero activo.
Ya veremos.
No.
No se verá nada, todo sigue tal cual, pero yo con una perlita acá adentro.
Visitando lugares comunes.
Revisitando mi historia.
Viendo como la vida pasó y ya no lo hará más.

 

Bendita realidad

La realidad siempre se preocupa de mantenerte con los pies bien en la tierra.
Así es que cuando uno cree que las cosas cambian y opta por nuevas oportunidades, la realidad te para y te muestra las cosas tal como son.
Entonces uno sin reclamar retorna a su camino y entiende porque es mejor ser leal a su ruta y no desviarse por avisos fluorescentes color rosado.

jueves, febrero 22, 2007

 

Espíritu

Cuando obtienes lo que quieres pero no lo que necesitas.
Esa frase de la canción “Fix you” de Coldplay rondó por mi cabeza todo el viaje. No sólo por el hecho de que el azar del I-pod siempre la eligiera, ni por el saudade que sentía producto de perderme el concierto que tanto había esperado de ellos. Más bien el recuerdo fue por la frase en sí. Este viaje dejó patente que es aquello que necesito para ser feliz.
Y en el fondo eso es el espíritu.
Tuve la oportunidad de conocer una gran empresa, un fabricante de insumos al cual probablemente no se le presta mucha atención, y que tiene un equipo humano y una cultura empresarial tan sólida que la hace la más grande existente. No hablo de tamaña, ganancias, facturación, presencia o cualquiera de esas variables que los analistas consideran al momento de evaluar un negocio. Esta es grande porque tiene un espíritu grande. Saben trabajar y divertirse, relacionarse entre ellos y con los clientes, entender el entorno pero sin descuidar los procesos productivos. Son familia y son amigos. Son buenas comidas, reídas y bebidas. Son esfuerzo, son constancia y son confianza.
Todo esto me lleva a una conclusión lógica: no me gusta mi trabajo porque no tiene alma. Es una empresa vacía, que no tiene una base pragmática sobre la cual crecer. Y así ni yo ni nadie se puede sentir cómodo, es como trabajar en el vacío, sin entender claramente hacia donde se va y que se quiere.
Entonces yo debo partir. Hay un mundo de experiencias y conocimientos esperándome. Hay una vida, que es mía y que debo vivir.
Hay muchas risas y mucho llanto, pero más allá de eso hay una necesidad que grita desde mi espíritu.

martes, febrero 20, 2007

 

Vuelvo y voy

Rápidamente.
He vuelto.
Emociones muchas.
Decisiones varias.
La vida pasando a toda velocidad frente a mí y yo usando mi mejor pinta para irme con ella y no mirar atrás.
Ahora se vienen los cojones, las decisiones, las pasiones.
Ahora empieza de verdad la cuenta regresiva.
Ahí se ven.

miércoles, febrero 07, 2007

 

Mamá muerta

En mi andar por fotologs conocí hace un tiempo el de una persona que se me hacia muy atractiva.
Al tiempo llegamos a hablar por msn.
No nos conocemos en vivo, nunca hemos hablado ni siquiera por teléfono, pero algo la conocí y la aprecie a esa persona.
Hoy me acabo de enterar que ha muerto su madre. Yo sabia que estaba enferma y me comentó que su verano y sus movimientos a futuro estarían muy ligados a ella, porque estaba enferma y me dio a entender que eran sus últimos momentos.
Acabo de ver su fotolog donde cuenta lo que pasó, con una foto increíble, juntos los dos. Quizás es su ultima foto, quizás no. Pero en el fondo es una imagen fuerte, hermosa y que me dejó para adentro.
No es un misterio para nadie el amor que siento por mi vieja. Siempre he pensado que su muerte me paralizaría, que después de su muerte muchas cosas dejarían de importar, que ahí quedaría definitivamente solo.
Hoy ella está de viaje, no está su presencia física, pero la sola idea de que algo le pase y no pueda volver a verla me angustia y moja mis ojos inmediatamente.
Es fuerte ese tema, es fuerte la dependencia que siento con ella. Tengo 27 años, una profesión, una vida, proyectos e historias que conviven en mí. Y sin embargo me voy a cero si ella no está. Es un tema al que le doy vueltas, a veces es liberador, otras tantas angustiante. Pero es un tema.
Ahora veo el amor por una madre que ha partido, no veo una pena en negativo, veo una pena en positivo. Dice que la extrañará y que la amará por siempre. Comparte la situación y una foto que ilumina.
Es lindo ver como la muerte, algo tan oscuro y misterioso, logra parecer un paso natural, no carente de pena, pero sí con mucha luz. Esa luz que nunca nos debe abandonar.
Fuerza!

 

La lista de los 11

Vuelta a las listas. No sé muy bien de que se tratará y es por eso que para no latear será una lista de 11 cosas. El número es porque si, nada más. Veamos:

1.- definitivamente me gusta vivir solo. Si comparto la casa es sólo por plata.
2.- me gusta el olor a bencina.
3.- me carga llamar la atención en lugares públicos, viva el bajo perfil.
4.- prometo este invierno ir al menos una vez al Juan y medio a comerme una cazuela.
5.- acabo de retomar él habito de tomar té vede, quiero incorporar el té rojo pronto.
6.- el primer partido de football profesional que fui a ver al estadio fue Rangers vs. Colo-Colo en el Estadio Nacional. Ganaron los albos uno a cero.
7.- más que los perfumes me gusta la colonia inglesa, más cítrica, más fresca, ahoga menos.
8.- el martini seco me gusta con una aceituna, nunca lo he probado con una cebolla, pero la pura idea se me hace poco atractiva.
9.- creo que tanto los mariscos como las berenjenas son gustos adquiridos, cuando chico a nadie le gustan y al crecer a todos les encantan.
10.- no me gustan mucho los marcos de los cuadros, creo que muchas obras se han echado a perder por una mala elección de estos.
11.- sé que comer sin sal es más sano, pero parece que prefiero morir joven pero contento.

 

Transantiago

Encuentro que si todo el tiempo que han gastado los medios de comunicación en destapar las deficiencias del Transantiago y en anunciar su inminente fracaso, lo hubieran usado en informar a la gente y ayudar a que esta aprendiera a usar el nuevo sistema de transporte, todo podría resultar mejor.
Pero en lugar de eso, más tiempo malgastan criticando, demostrando lo difícil que será entenderlo y presagiando un mediático mal resultado. Porque eso vende más, demostrar el malestar de la gente, el caos para moverse, la confusión y todo aquello que genere controversia, es más explotable que adjuntar por ejemplo todos los días un nuevo consejo de cómo tomar micro.
El plan de transporte me parece un avance gigante, un paso a la modernidad, evolución, calidad de vida y entendimiento básico entre todos quienes compartimos una misma ciudad.
Para que estos temas dejen de ser temas y sólo sean el soporte básico en el que todos confiamos para hacer aquello que realmente nos interesa, que merecen nuestras energías.
Ese es el fin del Transantiago, y así cualquiera que entienda lo importante que es que resulte, entenderá que es mejor informar acerca de cómo usarlo bien, antes que informar por donde va a fallar.

 

Dialogos

- No quiero verte en pelotas.
- ¿Qué?
- Eso, que no quiero que te saques la ropa, quédate así.
- No te entiendo, acabamos de pasar la noche juntos y aunque no follamos, digamos que quedaron todos los pudores de lado.
- Puede ser, pero aun no quiero verte totalmente desnudo. Quiero ir paso a paso, cuando tenga que pasar pasará. Por mientras disfrutar en lo que estamos.
- Mmmmmmmmm... no me queda del todo claro pero está bien. Igual algo podemos hacer.
- Lo fácil seria avanzar, sin parar, llegando hasta el final, quemando todos los cartuchos ahora. Pero y después qué? He perdido mucho tiempo en mi vida dando pasos sin pensarlos, jugando todas las fichas en un mismo momento y perdiéndolo todo. Además de perder la gracia. Y contigo quiero que sea diferente.
- Siempre, desde que te conocí, te noté a la defensiva.
- Sí.
- ¿Y es por eso que prefieres ir con calma?
- Así es.
- O sea que para ti esto es a lo mejor algo pasajero.
- No sé.
- Que buena onda.
- No lo tomes a mal.
- ¿Y como quieres que lo tome?
- Como lo que es no más. Desde mi perspectiva siento que esto es el gesto más claro de que a mí esto me importa. Pero entiendo que se pueda interpretar al revés.
- O sea, después de conocernos hace tiempo, anoche por fin pasa algo, nos dejamos llevar, dormimos juntos, no follamos es cierto, pero nos entregamos bastante. Y al día siguiente tu vienes y me dices que ni pilucho me quieres ver. No sé cuál será tu manera de ver las cosas pero a mí me suena a arrepentimiento, a rechazo, a que preferirías no haberte metido nunca conmigo.
- No es así.
- ¿Entonces qué?
- Te miré desde el primer día. Me gustaste al tiro. Te miré, trate de bailar contigo. Me reí con tus borracheras. Me dio un poco de lata cuando bailábamos y desaparecías. Te vi tiempo después con ese grupo que me parecía detestable. Pero tu salvabas. Me dio mucho gusto verte en la playa y disfruté mucho con tu cara de pánico esa misma noche. Pensé en ti día y noche, te nombraba antes de dormirme, intentaba soñar contigo, en el día caminaba fantaseando con encuentros fortuitos y definitivos contigo. En el fondo, siempre me gustaste y no me arrepiento para nada de lo que pasó.
- ...
- Y es en ese sentido que quiero cuidar esto. Ir paso a paso, disfrutarlo todo. Me entiendes.
- Bueno, pero hagamos algo al respecto.
- Si, obvio. Hemos perdido todo este rato en conversar en vez de seguir conociéndonos.
- Con esta conversación vaya que si te he conocido.
- El lado oscuro.
- No, tus mañanas solamente. Ja.
- Bueno, mañoso soy y bastante, ya lo irás viendo.
- Claro, si me dejas el tiempo de conocerte y te dejas llevar sin tratar de controlar todo, claro que iré cachando el mote.
- Bueno y ya que estamos en esto, alguna petición especial?
- Sácate toda la ropa.
- ¿Qué?
- Ja. Te estoy weveando.
- Ah sí? Mira tu que bueno pal weveo que me saliste.
- Tan seriote que te poní.
- Yo soy serio.
- No.
- Que sí macho!
- Tu te la das de serio, pero eres más pelusón que todos.
- Bueno un poco, lo que pasa es que soy fome, no soy el alma de la fiesta, entonces si no estoy en confianza no soy muy expresivo.
- Supongo que acá sí estamos en confianza. No me querí ver el culo, pero tus manos no han tenido reparo en moverse por donde han querido.
- Mis manos se mandan solas.
- Yiaaaaaaaaaaa, la media sacada de pillos.
- Ja.
- Me gusta cuando te ríes con los ojos.
- ...
- Eres bastante tímido.
- ¿Y recién te das cuenta?
- Si, o sea no. La verdad yo no sabia si eras tímido o simplemente no me dabas bola. Siempre te trataba de meter conversación, eras bastante breve con tus respuestas y luego de eso ni pescabai.
- Yo soy cortante solo cuando alguien me cae mal o cuando alguien me gusta. Con el primero porque no tengo intención de establecer ningún tipo de comunicación, y en el segundo caso es porque me da vergüenza, me da pánico cagarla, entones por tratar de hacerlo bien, pierdo naturalidad y al final no hago nada.
- Como sea, ya estamos acá.
- Por fin.
- Como si nos hubiera costado mucho.
- A mi sí.
- Me dio sueño.
- Ven.
- ¿Cómo?
- Ven, tírate encima de mí.
- ...
- Eso.
- Dame un beso.
- Con mucho gusto.

 

Paris

Paris es una ciudad que me encanta. Desde el primer momento que la vi, incluso creo que desde antes de conocerla.
Es majestuosa, se siente la grandeza en todas sus calles, es una mezcla de historia, modernidad y bohemia.
Tiene rincones realmente delicados, casi escondidos, reservados solo para algunos afortunados, que ya sea por una búsqueda personal o por simple coincidencia, llegan ahí.
Hay historia en el aire, en todas las calles. Grandes palacios, construcciones apoteósicas, elegancia y sobriedad.
Es una ciudad, en definitiva, para caminársela. Es amable con el caminante, lo premia con diferentes sorpresas y le permite ir a su propio tiempo.
Los Campos Elíseos, desde su inicio junto al Louvre a su fin en el Arco de la Defensa, o al revés, es una buena forma de recorrer esta ciudad y encontrase con muchas de sus diferencias y contradicciones. En un extremo un parque, entre medio grandes y lujosas tiendas y restaurantes, luego un sector más comercial e incluso residencial, al final algo más de modernidad, y como cierre una vista de todo lo recorrido y todo lo que hay más allá, que hace que valgan la pena las largas horas de caminata.
Pero no hay apuro, en Paris el tiempo es de cada uno. Entonces se puede caminar y parar a descansar junto a un café y un buen libro, o en una banca con un cigarro, o millones de alternativas que permiten tomarse esta calle o Paris completo, a gusto del consumidor.
Todo lo anterior es solo un ejemplo, existen dos o tres lugares más que para mi son impagables dentro de la ciudad luz, pero esos quedarán para una próxima vez, ya que debo mantener ciertos secretos y no ser tan libro abierto. O fácil, que es peor.
Por el momento, sólo les digo, conozcan Paris, disfrútenla y vívanla como a ustedes les nazca. Nada más.

 

Mamón

Mamón.
Así soy y que?
Mi madre está de viaje, y aunque aún no han pasado tanto días, ya siento su ausencia.
En una semana normal habrían pasado el mismo número de días sin verla y no estaría tan nostálgico. Pero es que también en una semana normal la tendría a una llamada de distancia. Para lo que sea, incluso solo para escucharla.
Es demasiado lo que me apoyo en ella y es por eso que el hecho de que no esté acá me afecta su poco, nada grave, pero si la echo de menos.
Contribuye también a este clima el hecho de que cuando mi vieja no está, mis hermanas y mi papá se relacionan muy bien. Siempre lo hacen de manera fluida, pero en estos casos da la idea de que mis hermanas adoptan a mi viejo, y el como buen hombre a la antigua se entrega a sus mujeres y las mima, las protege, las cuida.
Otro punto que termina sumando a la percepción de desamparo que tengo es el hecho de que mi mejor amiga se fue el mismo día que mi vieja de viaje. Y a ella a veces también la llamo para evadirme un rato. Por lo tanto, dos de las tres personas a las que recurro cuando quiero distraerme no están. Y eso es simplemente fome.
En todo caso tengo mucho trabajo, tengo un viaje yo también, tengo al resto de mi familia y a varios amigos por ahí, por lo que solo de verdad no estoy, es simplemente que esas personas que me hacen la ruta mas agradable se están tomando un recreo.

viernes, febrero 02, 2007

 

Mi libro

Siempre he pensado en escribir una novela. Básicamente esa es la idea en que más pienso cuando me planteo el libro que alguna vez quiero sacar. Pero la verdad es que no es fácil. Más lo seria elaborar una serie de ensayos con un motivo central y desarrollarlos desde mi punto de vista. O generar cuentos cortos. O tal vez simplemente hacer una recopilación de relatos, cuentos, prosas y escritos en general que haya publicado acá o tenga guardados en algún otro lugar.
Porque al momento de pensar en una novela lo primero que debo hace es imaginar la historia. Se me han ocurrido ideas muy buenas, pero a la vez muy ajenas. He empezado a elaborar mentalmente los personajes, las historias en las que se verían envueltos y algunos detalles. Siempre les pongo cara, en la forma de algún actor conocido, de manera de poder ir trabajando gestos y descripciones. Sin embargo, la idea original debe tener un desarrollo, debe ir hacia algún lado e idealmente debe tener un final. Es ahí donde me agobio y me desvanezco. El puro hecho de pensar como construir eso y, peor aun, como terminarlo sin caer en clichés ni ser injusto con la historia, me complica. Entonces desecho la idea y quedo en nada.
Ahora bien, la historia central que tantas veces imaginé es una que me es completamente ajena, necesitaría de una investigación mayor y eso a pesar de mi rigor científico, no me motiva. Lo que yo quiero es escribir algo que me salga fluido, no fácil, pero que emerja de mí. No necesita ser algo personal disfrazado, pero al menos plantear realidades en las que no sea un intruso desinformado, solo un relator de la parte que yo veo o quiera presentar.
Acá es donde se presenta la siguiente disyuntiva. Al plantear una historia más cercana, donde incluso hayan episodios reales modificados para proteger identidades, puedo estar en el fondo contando mi historia. Y eso no lo quiero, no es una autobiografía o una vida mía vivida a través de otro protagonista.
A lo mejo un buen ejercicio es empezar con cuentos. Cortos. Con una idea central, un numero de personajes acotados y un desarrollo fácil, rápido, simple, que lleve a un final. Un final y punto, no una respuesta a mil interrogantes, solo el cierre al circulo que presente en ese cuento. Y luego ir trabajándolo, atreverme con cosas más largas, con más de una historia, con escritos más profundos, con historias un poco más ajenas y llegar a algo más avanzado. Una opción es, ir interviniendo mis propios cuentos, ir agregándole matices, historias secundarias que expliquen o complementen la principal, hacer cameos de personajes, quizás meter sueños o diálogos superfluos pero decidores, no sé, existen un millón de formas diferentes de poder sacar adelante aquello que quiero lograr.
Por lo pronto estoy decidiendo la historia y de ahí poco a poco ir avanzando hasta quedar contento con algo, medianamente contento, satisfecho o al menos con la conciencia tranquila.

 

Puedo ser negro

Puedo ser muy pesado cuando quiero.
Hiriente, displicente, frío, duro.
Puedo por ejemplo hacer sentir mal a alguien pero diciéndole cosas buenas.
Puedo usar una simple e improvisada mentira para anular a alguien.
Puedo mirar con asco y reducir a quien esté al frente a su mínima expresión.
Puedo, en el fondo, sacar mi lado negro y usarlo de la peor manera.

El punto es cuando, como, con quien y porque lo hago

Eso aun no está claro, pero es una herramienta que está ahí para cuando mis vísceras le ordenen ponerse en acción.

No todo es positivismo de mi parte. La mayor parte del tiempo soy bueno y quiero el bien, pero esa tinta de calamar que tengo guardada a veces sale a la luz y no siempre de la forma que yo quisiera o cuando quisiera.

jueves, febrero 01, 2007

 

Ambición

A veces puedo ser muy humanista. Muy sensible y algo utópico. A lo mejor me falta una visión más ambiciosa, quizás me faltan cojones o imprimir una mayor decisión en mis acciones.
Pero no es así. Soy ambicioso, soy seguro y tengo metas altas, me la juego por lo que quiero y logro entrar en la lógica del mercado para manejarme en este y no que este me maneje.
En ese sentido, y de manera complementaria al concepto de honestidad que he tratado de imprimir a mi actuar, he decidido convertirme en un producto. Pero un producto manejado por mi, para mi beneficio. ¿De qué se trata?
El punto es que laboralmente uno es un insumo, o una materia prima, o un medio que tiene la empresa para lograr sus cometidos y objetivos. En ese sentido, cuando uno está postulando a un trabajo, ellos disponen de diferentes candidatos entre los cuales elegir. Esa decisión final va ir asociada a la calidad del candidato, al costo de este y otros beneficios asociados que se puedan obtener a través de esa persona. En la idea antigua, el empleado (sin importar el rango de su cargo) debía preocuparse de mantener el trabajo, de ser siempre la mejor opción y evitar que su empleador optará por reemplazarlo.
Bueno, el concepto moderno, más actual, da una vuelta de tuerca a esta idea. La mayor preparación de los profesionales, la globalización de las empresas y la mayor importancia que va adquiriendo la calidad de vida para las personas, han hecho que ahora ese empleado no trate siempre de ser él quien se preocupe de mantener el empleo, sino que ahora es la empresa la que se debe preocupar de mantener a sus empleados.
Esto debido a que no es solo el sueldo o la posición la que interesa ahora. Los beneficios no monetarios, el ambiente de trabajo, las condiciones particulares de cada firma, hacen que un empleado opte por un lugar u otro. No es raro encontrarse con gente que ha dejado un trabajo estable, que ofrece muchas garantías a futuro, por otro donde a lo mejor deberá esforzarse más o incluso partir de cero, pero que le genera beneficios no siempre cuantificables pero sí considerables en su interior.
Volviendo a lo que planteé al principio, yo quiero manejar mi ambición no de una manera desesperada y algo salvaje, sino que de una manera inteligente, pausada y decidida. El lugar donde trabajo merece mi mayor lealtad y esfuerzo. Yo no solo trabajo con ellos de lunes a viernes de 8 a 6, yo soy parte de la empresa todo el tiempo, soy un embajador en cierta forma de mis jefes y tengo un compromiso real o tácito con el desarrollo y futuro de mi lugar de trabajo.
Pero ese compromiso tiene su costo, implica que la empresa debe compensarme por eso, evaluar la conveniencia de asegurarme ciertas condiciones de trabajo y a la larga mantenerme contento. Pero no como un capricho mío lleno de peticiones absurdas, sino que contento como profesional, como si fuera un proveedor o un cliente que se relaciona de igual a igual con la empresa.
También en este sentido cuando me toca ser un embajador de la empresa lo soy a la vez de mí mismo. Al presentar una imagen coherente con lo que soy y lo que represento, no sólo logro que la empresa quede bien y potencialmente mejore su negocio, sino que soy yo quien genera una imagen fortalecida, de confianza, ya que ofrezco lo que soy, ofrezco un compromiso con aquello que vendo, presento un producto y me presento a mi como parte de un todo.
Es esa vitrina la que debo aprovechar, pero de manera inteligente, no cayendo en un lucimiento personal, sino que a través de una imagen sólida. Hay muchas cosas que no pasan por mí en el trabajo, pero eso no le interesa a un cliente, a ellos les interesa que el producto o el servicio que se les ofrezca sea bueno, sea lo que ellos esperaban y esté ahí cuando ellos lo necesiten. Y en ese sentido presentar una imagen sólida de mi como profesional, va de la mano de representar bien a la empresa donde trabajo. Es una simbiosis que a mi modo de ver debe generar beneficios para todos los participantes del cuento.
Yendo a lo concreto, con esto busco aprovechar ciertas reuniones, seminarios, charlas, etc, para demostrar que soy capaz de manejar bien esto y más. De cierta manera me pongo en el mercado, pero no para buscar trabajo, sino para que el trabajo me busque a mí.
Alguna vez les dije a mis padres que mi próximo trabajo llegará a mí, ellos me buscarán y me levantarán, que espero no ser yo quien deba salir a golpear puertas nuevamente. Para eso debo ser un buen representante de mí y de lo que hago. Manejar la ambición de manera positiva, entender cada etapa como parte de un proceso y no enceguecerme frente a éxitos momentáneos.
Hay que ser cuidadoso, no parecer frío ni calculista, ni serlo tampoco. Es solo ser practico, ser dueño de uno mismo y establecer una ruta de acuerdo a aquello que nos mueve como personas. Es por esto que digo que va de la mano con la honestidad, no solo con uno, sino que con el resto.
Y próximamente me juego varias fichas y ya me estoy preparando para seguir sendo el protagonista de mi vida y no sólo un artista invitado.

 

Ambición

A veces puedo ser muy humanista. Muy sensible y algo utópico. A lo mejor me falta una visión más ambiciosa, quizás me faltan cojones o imprimir una mayor decisión en mis acciones.
Pero no es así. Soy ambicioso, soy seguro y tengo metas altas, me la juego por lo que quiero y logro entrar en la lógica del mercado para manejarme en este y no que este me maneje.
En ese sentido, y de manera complementaria al concepto de honestidad que he tratado de imprimir a mi actuar, he decidido convertirme en un producto. Pero un producto manejado por mi, para mi beneficio. ¿De qué se trata?
El punto es que laboralmente uno es un insumo, o una materia prima, o un medio que tiene la empresa para lograr sus cometidos y objetivos. En ese sentido, cuando uno está postulando a un trabajo, ellos disponen de diferentes candidatos entre los cuales elegir. Esa decisión final va ir asociada a la calidad del candidato, al costo de este y otros beneficios asociados que se puedan obtener a través de esa persona. En la idea antigua, el empleado (sin importar el rango de su cargo) debía preocuparse de mantener el trabajo, de ser siempre la mejor opción y evitar que su empleador optará por reemplazarlo.
Bueno, el concepto moderno, más actual, da una vuelta de tuerca a esta idea. La mayor preparación de los profesionales, la globalización de las empresas y la mayor importancia que va adquiriendo la calidad de vida para las personas, han hecho que ahora ese empleado no trate siempre de ser él quien se preocupe de mantener el empleo, sino que ahora es la empresa la que se debe preocupar de mantener a sus empleados.
Esto debido a que no es solo el sueldo o la posición la que interesa ahora. Los beneficios no monetarios, el ambiente de trabajo, las condiciones particulares de cada firma, hacen que un empleado opte por un lugar u otro. No es raro encontrarse con gente que ha dejado un trabajo estable, que ofrece muchas garantías a futuro, por otro donde a lo mejor deberá esforzarse más o incluso partir de cero, pero que le genera beneficios no siempre cuantificables pero sí considerables en su interior.
Volviendo a lo que planteé al principio, yo quiero manejar mi ambición no de una manera desesperada y algo salvaje, sino que de una manera inteligente, pausada y decidida. El lugar donde trabajo merece mi mayor lealtad y esfuerzo. Yo no solo trabajo con ellos de lunes a viernes de 8 a 6, yo soy parte de la empresa todo el tiempo, soy un embajador en cierta forma de mis jefes y tengo un compromiso real o tácito con el desarrollo y futuro de mi lugar de trabajo.
Pero ese compromiso tiene su costo, implica que la empresa debe compensarme por eso, evaluar la conveniencia de asegurarme ciertas condiciones de trabajo y a la larga mantenerme contento. Pero no como un capricho mío lleno de peticiones absurdas, sino que contento como profesional, como si fuera un proveedor o un cliente que se relaciona de igual a igual con la empresa.
También en este sentido cuando me toca ser un embajador de la empresa lo soy a la vez de mí mismo. Al presentar una imagen coherente con lo que soy y lo que represento, no sólo logro que la empresa quede bien y potencialmente mejore su negocio, sino que soy yo quien genera una imagen fortalecida, de confianza, ya que ofrezco lo que soy, ofrezco un compromiso con aquello que vendo, presento un producto y me presento a mi como parte de un todo.
Es esa vitrina la que debo aprovechar, pero de manera inteligente, no cayendo en un lucimiento personal, sino que a través de una imagen sólida. Hay muchas cosas que no pasan por mí en el trabajo, pero eso no le interesa a un cliente, a ellos les interesa que el producto o el servicio que se les ofrezca sea bueno, sea lo que ellos esperaban y esté ahí cuando ellos lo necesiten. Y en ese sentido presentar una imagen sólida de mi como profesional, va de la mano de representar bien a la empresa donde trabajo. Es una simbiosis que a mi modo de ver debe generar beneficios para todos los participantes del cuento.
Yendo a lo concreto, con esto busco aprovechar ciertas reuniones, seminarios, charlas, etc, para demostrar que soy capaz de manejar bien esto y más. De cierta manera me pongo en el mercado, pero no para buscar trabajo, sino para que el trabajo me busque a mí.
Alguna vez les dije a mis padres que mi próximo trabajo llegará a mí, ellos me buscarán y me levantarán, que espero no ser yo quien deba salir a golpear puertas nuevamente. Para eso debo ser un buen representante de mí y de lo que hago. Manejar la ambición de manera positiva, entender cada etapa como parte de un proceso y no enceguecerme frente a éxitos momentáneos.
Hay que ser cuidadoso, no parecer frío ni calculista, ni serlo tampoco. Es solo ser practico, ser dueño de uno mismo y establecer una ruta de acuerdo a aquello que nos mueve como personas. Es por esto que digo que va de la mano con la honestidad, no solo con uno, sino que con el resto.
Y próximamente me juego varias fichas y ya me estoy preparando para seguir sendo el protagonista de mi vida y no sólo un artista invitado.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?