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martes, julio 29, 2008

 

Viajar...

En cuanto a las fuentes de inspiración para escribir en este blog yo siempre he reconocido mi influencia externa y mi tendencia a robar ideas. En este caso a partir de una entrevista a Liliana Ross en la Revista del Domingo en viaje de El Mercurio, aproveche de responderla yo y sólo varia el enfoque de una pregunta por tratarse de un punto de vista desde la profesión de quien responde.
Acá va:

Lo que siempre sobra en su maleta:
Alrededor del 60 % de lo que echo, por mi excesiva tendencia a echar cosas “por si acaso”.

Su objeto favorito traído de un viaje:
Una polera comprada en la calle en Bangkok que duró mucho años y vinos diferentes de donde sea que esté.

El viaje de su vida:El año 96 con mi viejo por Europa, Tailandia y EEUU. Pero como me queda vida espero que el viaje de mi vida sea recorrer Europa con toda mi familia y respectivas parejas.

El mayor gusto que se ha dado en un viaje:
Procuro darme al menos un gusto en cada lugar que conozco para mantenerlo como un recuerdo especial. Pero por elegir dos: una Navidad con mis hermanas en la Casa de Alsacia en Paris y mi último cumpleaños en el restaurante de Torres en Barcelona.

La ciudad más romántica en la que ha estado:
Paris.

Los hombres más guapos del mundo son...
Los italianos son los que mejor se venden.

¿Y las mujeres más guapas?
Las francesas, perfecta mezcla de sencillez y sofisticación, sensualidad y dulzura, carácter fuerte y melancolía.

El sitio que recomienda visitar a ojos cerrados:
Nueva Zelanda.

El mejor lugar del mundo para ver teatro es...
Londres.

Un sitio inspirador para un enólogo:
Debería ser Bordeaux en Francia del punto de vista más tradicional o Nueva Zelanda desde el lado más vanguardista, pero creo que el lugar más inspirador es la bodega/viñedo donde cada uno hace sus vinos y saben de donde vienen y hacia donde van.

El encuentro más insólito durante un viaje:
Con un amigo en Bordeaux, el corriendo atrasado a su trabajo lo veo pasar y le grito, luego de mirarme extrañado figuro yo corriendo a su lado para contarle en que andaba por ahí y donde me estaba quedando, y lo más sorprendente es que a pesar de lo acelerados que íbamos se acordó de la dirección y me ayudo a pasar muy buenos días luego ahí.

Si tuviera todo el tiempo y dinero del mundo para viajar, ¿qué tipo de viaje haría?
Por la costa mediterránea primero, luego por el norte de Europa y luego atravesar hasta llegar al sur de Chile, todo en un cómodo yate.

martes, julio 15, 2008

 

La Bodega (crítica)

Título: La Bodega
Autor: Noah Gordon

Libro de rápida y amena lectura, está novela nos lleva a un universo creado de manera especial para esta historia pero inserto de manera creíble en el lugar y tiempo donde se desenvuelve. Trata sobre las aventuras y circunstancias que llevan al protagonista a encontrar su vocación y conseguir su sueño, compartiendo para esto parte de su historia pasada a la vez que enfocándose de manera muy práctica en su presente.
Es así como a pesar de contener gran cantidad de detalles, estos son más bien un buen complemento y no un elemento distractor, de manera que su lectura se hace agradable y fluida. Narrado en tercera persona, el libro centra la historia en el protagonista entregando una galería de secundarios prácticos y justificados, que entregan sentido al relato y su desarrollo.
Es claro el esfuerzo realizado por el autor para llenar de detalles reales cada pasaje del libro, de manera de que este no tenga el lugar y contexto de la historia como una excusa, sino que más bien como un personaje más. Esto ya que la caracterización de Cataluña, del mundo del vino y del tiempo político en el que transcurre la narración, no solo dan contexto sino que determina la manera de pensar y actuar de sus personajes.
Enfocándome un poco en mi percepción del libro, puedo decir que a pesar de lo prejuiciado que me encontraba al empezarlo, fui disfrutándolo poco a poco y pasó de convertirse en el libro para leer en el tren al libro que disfruto mientras viajo en tren y se me pasa el tiempo volando. Vale decir, me gustó. Me entretuvo, logró captar mi atención y en el fondo cumplió su fin de distraer sin agotar.
Pero tampoco me encantó. Lo encontré liviano, poco jugado y carente de profundidad en algunos pasajes. Quedan bastantes cabos sin atar, cosas insinuadas e historias por contar. En su afán por ser un tanto recatado y discreto a la hora de narrar cae en una simpleza que no permite darle realce a las situaciones álgidas de la historia.
Coherente con todo lo anterior y con la carencia de clímax, el libro concluye de manera natural, dando un orden a todo pero no un final, dejando abierta la puerta y dando a entender que lo presentado en esta historia es sólo una parte, sólo un aspecto de la vida del protagonista y no un relato cerrado.
Para quienes gusten de un buen libro de verano, o quienes sientan atracción por el vino y/o por Cataluña, para quienes gustan de novelas con esfuerzo, amor y desafíos. Para todo aquel que busca una buena historia, que lo entretenga sin necesariamente llevarlo a extremos o a cuestionamientos vitales.

lunes, julio 14, 2008

 

Forastero

El asunto de ser forastero es el tema que me da vueltas por la cabeza últimamente. Muchas veces repetí que no encontraba mi nicho y que a fin de cuentas no me sentía completamente cómodo en Chile. A su vez repetí incontables veces que Barcelona parecía ser el lugar más cercano a un nicho para mi. Y ahora les digo que ese nicho no existe, ni aquí ni allá a priori, sólo existe cuando hay algo que a uno lo ata, preferentemente por motivos personales, a un lugar.
Si bien es cierto que hay lugares que por clima, ambiente, gente, entre otras cosas, lo hacen a uno sentir mejor, también es cierto que esos pueden ser perfecto destinos de viaje y no necesariamente un lugar donde uno se vea viviendo. Existen otros lugares que objetivamente no nos gustan y, sin embargo, vamos una y otra vez hasta terminar disfrutándolos. Lo que genera esta contradicción aparente son los sentimientos que a uno lo relacionan con cada lugar.
Así es como a lo mejor Chile es una sociedad tremendamente rígida y tradicional, que me agobia y me hace sentir extraño, pero es también el lugar donde está mi historia, mi familia, mis amigos y mi todo. Es el país donde me formé tal como soy, donde reconozco la forma de hablar, de llamar a las cosas y entiendo el paisaje como un todo. Todo esto hace que inevitablemente nunca llegue a desligarme de ahí.
Barcelona en tanto es una ciudad que me permite respirar, acá nadie se fija en ti por raro, ni por especial, cada uno vive en su onda y es feliz así. Es una ciudad muy diversa y con espacio para todos, lo que me permite disfrutar desde una simple caminata hasta la mejor cena del mundo. Y sin embargo al final del día me siento solo, es impersonal y esa vista gorda que hacen respecto a las particularidades de cada persona se debe también a que todos pasan de todos.
Encontrar un lugar perfecto, un lugar promedio es imposible. Convivir con ambos realidades es óptimo pero de difícil practica. Queda entonces resignarse a disfrutar más de donde se está en cada momento y pensar menos. Ser lo más autentico posible con uno mismo. Reconocer cuando un lugar te cansa y no temer a que te consideren un fracasado por tirar la esponja. Distinguir entre melancolía y realidad, saber que todo lo bueno que se vivió en un lugar es todo lo bueno que queremos recordar y por ende no hay que idealizar. Cosas malas hay en todas partes y el balance entre las buenas y las malas corren por cuenta de uno.
Así al final del día, decidir ser feliz es lo que más cuesta, pero es la forma más sencilla de dejar de sentirse un forastero y encontrar un nicho en tiempo real.

jueves, julio 10, 2008

 

Comida

Una de las cosas que más se echa de menso al viajar es la comida. Por muy buena que sea en el lugar donde se está, por barata, exótica, variada y abundante que sea, uno siempre quiere la comodidad de ciertos sabores conocidos al momento de relajarse comiendo.
Como pierdo rápidamente el hilo cuando escribo y divago mucho, echo mano a una lista más para nombrar 9 platos que me gustaría poder comer ya. 3 entrantes, 3 principales y 3 postres:
- Empanada de pino: empanadas hay en todas partes, rellenos múltiples y variados, pero una buena empanada con carne picada, jugosita y sabrosa cebolla condimentada, aceituna y huevo duro, en esa masa suficiente mente crujiente para aguantar sin guatear, es algo que solo en mi país consigo.
- Machas a la parmesana: también, mariscos hay en todas partes, pero en todas se preparan de manera muy diferentes. Comerlos de la concha con queso y vino blanco es una forma muy chilena, sencilla y sabrosa de disfrutar de las machas.
- Palta rellena con colitas de camarones: la palta se ve por acá pero es como un trofeo, casi no se toca por lo cara. Camarones hay mejores y más grandes en todo el mundo, pero esos pequeñitos que tenemos por allá en una palta hass con un poco de mayonesa casera encima, es un plato que pocos extranjeros comprenden y no saben lo que se pierden.
- Pastel de jaiba: lejos uno de mis platos favoritos, es un resumen de las mejores cosas de la cocina. La jaiba y su carne son de vicio, además de versátiles. En el pastel demuestra lo sabrosa que es y se potencia en una preparación delicada y cuidada.
- Humitas: de los platos típicos chilenos es quizás uno de los más interesantes y simples. Son sinónimo de verano, de buena comida sin necesidad de un trozo de carne al lado. Son sinónimo de campo y de olores a cocina antigua que poco se encuentra en la actualidad. Yo me como una con ensalada a la chilena y otra con azúcar, perfecto.
- Merluza frita: nuevamente, el pecado frito es mundial, ya sea el pescadito de los andaluces, el fish and chips de los anglosajones o nuestra querida pescada frita. La presa entera, recién pescada, con un buen batido que combine bien harina, huevos y la mano del cocinero. Plato de sábados de toda la vida en mi casa a la hora de almuerzo.
- Mote con huesillo: gusto heredado de mi padre, es fresco, rico y contundente. No se a quien se le ocurrió algo así, no he visto nada parecido en ninguna parte y la verdad es que es además un plato muy adaptable, ya sea como postre de una comida bien abundante o a la orilla del camino para pasar el calor en pleno verano.
- Frutas cocidas (manzana-pera-membrillo): sé que esta elección deberé defenderla como a mi vida, pero vale la pena. Tradicionalmente en mi casa se mezclaban estas tres frutas y se cocían con un poco de azúcar y canela. Cada una aporta algo diferente. Postre de invierno, sencillo y muy rico. Molido es una rica compota a la que se le puede echar yogurt o crema. O rellenar un kuchën o lo que sea. La cocina chilena no es tan exportable porque no es parafernálica, es solo buena y sencilla, como este postre.
- Torta de lúcuma con manjar y nueces: no soy un fanático de tanto manjar y tanto dulzor en una torta. Pero si ponemos lúcuma y nueces estamos hablando de una experiencia sensorial en si muy superior y recomendable. La lúcuma es de una intensidad tanto aromática como gustativamente tan alta, que potencia y enaltece cualquier postre. En dicha torta le otorga la nota diferente y humildemente creo que hasta le sube el pelo.

 

Vino

Me atreveré a recomendar vino. Vino chileno. Tres blancos, tres tintos y tres otros (o sea un late, un rosado, un Premium). Con nombre y apellido cada uno, para que al que le interese pueda ir a buscarlos y juzgar por si mismos mis gustos:

- Doña Isidora, Riesling, Cousiño Macul: fresco, expresivo de la variedad, intenso, elegante y de muy buena relación precio – calidad. Su versatilidad permite beberlo como un vino fresco para una calurosa tarde de verano, como aperitivo o acompañando vinos que requieran un equilibrado complemento. Esta variedad se comporta muy bien como vino varietal o reserva, con algo de azúcar residual o completamente seco. En este caso tenemos una primera aproximación al Riesling con un vino que no deja para nada indiferente y que abre las puertas a seguir conociendo la cepa y sus vinos asociados.
- Novas Sauvignon Blanc: siempre he sentido que las viñas chilenas ponen demasiado esfuerzo en la nariz de los vinos de esta variedad y descuidan la boca. Claro, la nariz es la puerta de entrada, lo más atractivo y a la vez esperable de esta cepa. Pero la carencia de complejidad es la gran falla de estos vinos en Chile, les falta volumen, ser más sabrosos y entregar un resultado más envolvente, jugoso y goloso. Este vino lo logra sin dejar de lado la nariz, con lo que se logra un vino fresco, expresivo y muy gustoso al paladar. Es un primer paso en la serie de siguientes pasos que debe ir dando esta variedad en las viñas nacionales, en busca de más riesgo y expresión.
- Chardonnay Classic Reserve, Leyda: conjugar la mayor untuosidad de esta variedad y la nota frutal tan bien evaluada es un verdadero desafío. El mercado está lleno de grandes Chardonnay de un rango reserva con madera, mucha a veces, algo de maloláctica y en general una sensación más empalagosa. Por otra parte hay una larga lista de varietales insulsos, de narices intensas pero poco elegantes y mezquinas, que en boca se dejan beber, pero no se recuerdan. Este vino entrega una perfecta combinación de acidez fresca y jugosa con una complejidad aromática y estructural que permiten beberlo como un gran vino, de esos que dejan un buen gusto mucho rato después e invita a recordarlo para comprarlo nuevamente.
- Punto Alto Pinot Noir, Laroche: la gran gracia de este vino es respetar la fruta y complementarla con una muy bien trabajada crianza en barrica. Presenta la frutosidad algo licorosa que tanto se aprecia en esta variedad y a la vez nos permite sentir las más finas especias de un roble bien usado. Por el merito de no tapar con madera y mostrar el potencial de esta variedad en Chile es que este vino merece ser bebido y recomendado a ojos cerrados.
- Carménère Reserva Limited Edition, Pérez Cruz: esta viña el último tiempo hace todo bien, tienen uvas de gran calidad apreciadas en el medio, una bodega que es un lujo y sobre todo un trabajo constante, silencioso y muy talentoso. En este vino la variedad se muestra en su máximo potencial, entregando toda su fruta madura, viva y confitada, pero sin dejar de lado el toque vegetal positivo como aporte característico a la complejidad. La zona además entrega cierto carácter mentolado y el trabajo en barrica potencia la incipiente y elegante especia que exhibe el Carménère cuando es adecuadamente tratado. Vino completo, goloso, de una estructura que lo llena todo, pero que se deja beber e invita a tomar una segunda copa.
- Gran Tarapacá, Reserva, Syrah: el Syrah es de por si una variedad talentosa y versátil, capaz de entregar características únicas y especiales en cada lugar en que se cultive. Acá no es la excepción. El vino es concentrado, amplio, de un color increíble, nariz generosa y boca gustosa. Es un vino no sólo para seguir bebiendo una segunda copa, sino que además retomarlo en diferentes ocasiones para ir percibiendo su gran rango de acción con diferentes comidas. Perfecta armonía entre madera bien usada, fruta madura concentrada y expresión de la variedad en todo su potencial. Una grata sorpresa de una viña que por lo general me decepcionaba.
- Semillón Late Harvest, Viu Manent: en lo personal creo que un vino tan extremo como un vino dulce, en este caso de cosecha tardía, necesita de ciertas condiciones para poder convertirse en un buen vino y llegar más allá de ser una golosina. En este sentido variedades con una acidez natural más alta, con pieles más gruesas que mantengan la integridad y calidad de la baya durante la sobre maduración y pudrición necesaria, pueden ser la alternativa. El perfil aromático de estos vinos es amplio y no está únicamente determinado por la variedad usada, por lo que poner ojo en otros aspectos me resulta más importante. Al ser vinos dulces y alcohólicos a la vez, claramente untuosos, debe haber un equilibrio con la acidez de manera de no hacerlo empalagoso y permitir beber más allá de un sorbo. Este vino logra eso y si lo conjugamos con un servicio muy pero muy frío lograremos que el equilibrio sea aún más perfecto y la experiencia mucho más agradable. El alcohol más alto que la media del mercado de estos vinos se defiende solo, ya que otorga carácter al vino y no esa sensación sosa que aparece cuando lo que domina es el azúcar.
- Pink Coat, Rosé de Syrah, Tamaya: de los vinos rosados se pueden decir muchas cosas. A su vez las variedades usadas, las técnicas aplicadas y la importancia que la da cada bodega a su elaboración, varia mucho. Es por este motivo que la comparación entre ellos es más bien superficial, o basada en el resultado total final. Al no ser todos obtenidos de la misma manera hay demasiados matices que podrían invalidar una evaluación del conjunto de vinos rosados a la vez. En este universo de vinos relacionados pero diferentes, este Rosé destaca por su increíble color, sus aromas frescos y maduros, y especialmente por una boca coherente y que no desilusiona. Muchas veces un llamativo color y una nariz frutosa llevan a esperar una boca igual de amable, sin embargo, varios vinos se caen al entregar un vino seco y plano en exceso. Este no es el caso, ya que al beberlo resulta tan delicioso y refrescante como ha sido desde un principio.
- Cordillera, Miguel Torres: fresco y especiado, diferente, intenso, a la vez que sutil y elegante, son algunas de las cosas que se puede decir de este vino. Un vino distinto que demuestra el talento de mezclar bien distintas variedades de uva de manera que estas se potencien y complementen, entregando un producto equilibrado desde todo punto de vista y muy agradable de tomar. La mezcla de Cariñena con Merlot y Syrah, es poco habitual en los vinos chilenos y demuestra el tremendo potencial que recién se está explotando en cuanto a la posibilidad de obtener vinos cada vez más especiales y únicos. Existen un montón de escenarios donde me imagino tomando este vino y creo que nunca saldrá mal parado.
Todos son vinos que van más allá de una cosecha determinada y que mantienen su calidad y estilo a través del tiempo. Y además son vinos que existen en el mercado nacional, no esas rarezas que tanto se promocionan y destacan pero de los que no se ve ni una botella en tiendas ni restaurantes chilenos.

martes, julio 08, 2008

 

Otra pausa, o quiebre, o lo que sea

Con la anterior columna pongo pausa a los textos basados en personajes de la política chilena, por un tiempo. Necesito variar un poco de tópicos de escritura y reinspirarme para seguir hablando de política, que a veces de enredada y monótona que es me termina secando los sesos.
Ya veré que se me ocurre ahora, y como acá no hay nada impuesto, retomaré cuándo y cómo quiera, si la ocasión lo amerita y mi ánimo está por ello.
Se vienen divagaciones señores. Y listas, claro.

 

José Miguel Insulza

Interesante personaje, lleno de matices, de seguro magnifico contertulio y hombre de un nivel de complejidad que a nadie puede dejar indiferente. Pero de ahí a que sea una real opción presidencial hay un largo camino, lleno de requisitos. Reconocer sus fortalezas es parte importante de esta columna, pero también lo es asumir las debilidades que posee para llegar a ser el hombre que encabece un quinto gobierno de la Concertación.
Lo conocí como subsecretario de Relaciones Exteriores de Frei y luego como ministro de esta misma cartera, donde destacó al tener que enfrentar y encarar la detención de Pinochet en Londres. Esta ha sido quizás la prueba política más difícil y valorable de Insulza: defender a quien le hiciera tanto daño a él y a muchos de sus cercanos, todo por respetar la soberanía nacional y los derechos de un ciudadano chileno, tal como este ciudadano no lo había hecho con tantos otros compatriotas.
Luego asume como vocero de la última etapa del gobierno de Frei dándole al equipo político el nivel y el peso del que careció durante todo ese mandato. A vista de la opinión pública aparecía un nuevo político a pesar de su edad y trayectoria, a lo mejor no el típico hombre mediático que nos estaba acostumbrando la transición, pero si uno que vivía de la política de manera autentica y paso a paso como lo hacen los que tienen real vocación pública. Lagos como buen estadista que es sabía que debía contar con el para su gobierno y sentarlo en Interior fue una buena forma de rodearse de un equipo sólido a su vez que controlar un posible liderazgo que pudiera ejercer si estaba fuera del gobierno haciendo sombra. Así son los hombres de estado, se mantienen cerca, disciplinadamente, esperando su momento para destacar. Era un secreto a voces que la imagen del ministro molestaba al Presidente porque podría opacarlo y que fueron muchas las veces en que se especulo de su salida del gabinete, más por un asunto de ego y poder, que de mala gestión. En eso llegó la OEA y a todos se les abrieron los ojos, no existía mejor forma para salir del gobierno que haciéndolo hacia la cabeza de la máxima organización política a nivel americano. Implicaba un reconocimiento a la trayectoria y capacidad de Insulza, a su vez que hasta Lagos salía fortalecido al tener un gobierno formado por figuras de tan alto nivel. No fue fácil, pero finalmente resultó. Todos felices, por el momento.
Recuerdo que en mi mente, como ya lo he mencionado antes, el colorín, Longueira y el pánzer formaban el grupo de aquellos que hacían el trabajo sucio, vale decir, negociaban lo que hubiera que negociar, decían lo que todos querían decir pero nadie se atrevía, daban los pasos que correspondían y no temían quedar mal ante la opinión pública puesto que estaban confiados de la importancia de hacer lo que debían, aunque debieran inmolarse para conseguirlo. En esta teoría, ninguno de los tres jamás seria Presidente de la Republica, porque tanto como despertaban admiración y apoyo, generaban anticuerpos en la ciudadanía. El problema es cuando estos personajes, fundamentales en toda democracia, se aburren de ser el leal segundo, el compañero de batallas pero nunca el ganador, y aspiran a la presidencia. Pierden honestidad, agudeza, objetividad, estilo, respeto y sobriedad. Se ponen excéntricos, un poco víboras y, finalmente, se transforman en lugares comunes como gran parte de aquellos que nunca llegarán destacar. Lamentablemente estos tres hombres ahora quieren ser la cabeza y no estoy seguro de si tengan todos los atributos para ser presidentes y si su pasado los acompañara para gobernar tranquilos.
Pero volviendo a José Miguel Insulza, la OEA lo ayudó a subirse al carro de los grandes líderes, sin embargo, su paso por este organismo a mermado su capacidad política y ha diluido los talentos de hombre de estado que poseía, a tal nivel que me cuesta verlo de Presidente de Chile. Senador, ministro, presidente del Senado o mejor aún que siga en la OEA pero sin la sombra de ser precandidato. Es este último hecho el que ha mermado su actuar y lo ha obligado a ser más políticamente correcto de lo habitual para él. No ha sabido usar su capacidad negociadora por temor a quemarse a nivel de Presidentes, pero tampoco a podido ser un jugador en la política contingente del país por ostentar un cargo internacional y que debe carecer de las nomenclaturas habituales de la política interna. Por ende no ha sido ni buen precandidato ni buen secretario general de la OEA. Una de las dos instancias debe dejar y soberbiamente me atrevo a recomendarle que siga en la OEA y deje la opción de ser gobernante a otros o a él pero en un futuro donde no tenga esta dicotomía.
El Partido Socialista está en la encrucijada de elegirlo a él o a Lagos, o tirarse a la piscina con uno de los más izquierdistas como Arrate o Navarro o cruzar los dedos para que aparezca una figura nueva, como les pasó con Bachelet. Como solo las dos primeras opciones son reales, debe o bien decidir por uno de los dos o decidir que estos como caballeros acuerden quien se bajará y aliviarle la carga y la responsabilidad al partido. Creo que esta última será la opción, porque como estadistas que son, no se desangraran en público y buscaran la alternativa que más posibilidades tenga para la Concertación y para ellos.
Ya lo dije, no veo a Insulza en esta elección presidencial, creo que la OEA y el se deben una nueva oportunidad mutua. Creo que el conglomerado oficialista lo necesitará pronto para el Senado, un hombre fiel y que de seguro arrasará. Creo que hay muchos más escenarios donde puede aportar aún y sólo un hombre de su altura puede acoger con madurez ese desafío.

lunes, julio 07, 2008

 

Eduardo Frei

Poco queda del Eduardo Frei que admiré y seguí en su camino a La Moneda. De aquel que por su prudencia y seriedad logró transformarse en el tercer Presidente de la República procedente de la DC y el segundo post dictadura. De ese hombre que sin pretensión de protagonismo o personalismo fue capaz de captar el voto popular y llegar al poder más allá de las criticas que lo sindicaban como simple heredero del nombre de su padre y que no estaba en condiciones de asumir un desafío como este.
Actualmente forma parte de la masa ambiciosa de especuladores de la política. Aquella que es capaz de levantar candidaturas apoyadas en intereses personales y como forma de poner en jaque a otros políticos. Candidaturas y posturas intransigentes que sólo forman parte del juego de la politiquería que tanto contamina la actividad dirigencial nacional y que la aleja de los electores.
Conocí por primera vez a Frei para la elección senatorial de 1989, su nombre no era desconocido por razones obvias, pero no por eso contaba con un nivel de protagonismo mayor. De hecho a mi juicio en esos tiempos era Carmen, su hermana, la integrante del clan Frei más destacable, por ser la primera mujer senadora elegida democráticamente, entre otras cosas. Incluso su primo Arturo contaba con un protagonismo similar al de él y por ende aunque el apellido ayudaba, no era un capital exclusivo suyo. Cómodamente elegido senador empieza a coquetear de manera más decidida con el poder al presidir la Democracia Cristiana. Por diferentes motivos este ha sido uno de los mejores periodos del partido, lo que lo catapultó a él y a la generación que lo acompañaba en líderes naturales y figuras indiscutidas para encabezar un segundo gobierno de la Concertación, incluso saltándose varios puestos en la fila de pacientes candidatos a este cargo.
Su campaña presidencial tuvo un carácter menos emotivo y lúdico que la de Aylwin por razones obvias, pero si aportaba un estilo rejuvenecedor y de futuro que nuestra sociedad, luego de la fase más dura de la transición, ya iba necesitando. Para ser justos la tarea se la hicieron fácil desde la oposición con un Alessandri que surgió más que como una carta ganadora como una opción de que ambos partidos de derecha no se desangraran imponiendo un candidato de uno u otro partido, que a todas luces fracasaría. Triunfo amplio y fácil, presagio de un gobierno que surgía tranquilo y con fuerte apoyo.
A simple vista las oportunidades de pasar a la historia eran amplias. Con un enfoque en el progreso sin dejar de lado lo social Frei podría haber asegurado ese segundo mandato que en la actualidad busca. Pero su inexperiencia política y el hecho de haberse saltado varios puestos en su proceso de formación como líder, le pasaron la cuenta. Un primer gabinete que rápidamente fracasó marcó la pauta de lo que sería una larga seguidilla de cambios de gabinete, con la consiguiente carencia de orden y liderazgo al interior de su equipo de gobierno. Al igual que Bachelet su talón de Aquiles fue el equipo político en general y el ministerio del Interior en particular. Su estilo demasiado pragmático y práctico también le jugó en contra, sobre todo al carecer del toque social y humano que se esperaba en un segundo gobierno de la coalición de centro-izquierda. Por eso no es de extrañar que para la siguiente elección Lagos reapareciera como el factor aglutinador e ilusionador de masas, alguien con la altura de una estadista pero con la sensibilidad suficiente cómo para conectar con el pueblo.
A las características anteriormente mencionadas del mandato de Frei debemos sumar la crisis económica mundial que debió enfrentar en el último tercio de su mandato, a la que reaccionó de manera tardía y equivoca. Todo esto dejó una sensación de gobierno agotado y necesidad de cambio. De hecho los últimos dos años de su gobierno abrieron la puerta al populismo del proyecto de cambio pero sin sustancia que encabezó Lavín y que casi deja a Lagos fuera de La Moneda.
Es así como sale desgastado de su gobierno, sin el respeto que tenía Aylwin, sin la opción de ser candidato presidencial nuevamente y con muy poco arraigo y poder dentro de la DC como muestra clara del desvanecimiento del voluble grupo freísta al interior de su partido. Ahora ya no era el hijo del histórico líder demócrata cristiano, era un individuo con trayectoria publica posible de evaluar y por ende era su legado el que lo estaba juzgando y aislando al interior no sólo del partido sino que de la Concertación.
Claramente molesto con esta situación y con las cada vez más evidentes críticas a su mandato, Frei decide reaparecer estrenando esta nueva faceta más leal con el mismo que con nadie más. Desde el, cuestionable pero funcional, puesto de senador designado comienza con su reperfilamiento en la política activa. Juega a ser díscolo, juega a ser precandidato, juega a ser intocable, pero a la vez juega a querer imponerse como líder. Y para esto último decide arriesgarse y postular por segunda vez al Senado, claro que esta vez por la Décima Región, en un cupo teóricamente cedido por Gabriel Valdés. Una elección democrática valida cualquier liderazgo y legitima su figura como representante popular. Eso salvo que sea una elección blindada donde los candidatos contaran con un escenario donde se hacia muy improbable su no elección. Este fue el caso, por ambos lados de hecho, por lo que Frei junto a Allamand salen victoriosos en una cuestionable elección. Acá hay dos aspectos interesantes, uno es que Frei no saca la primera mayoría y la Concertación sólo es la lista más botada gracias al escaso pero útil aporte del funcional compañero de lista. En segundo lugar, Eduardo se suma a la nómina de parlamentarios móviles, aquellos que se presentan por diferentes zonas dependiendo de su conveniencia y necesidad. Quizás el hecho de haber sido Presidente de la Republica le da mayor soberanía sobre la zona por la que postular y eso podría disminuir un poco el mal juicio que genera en mí está actividad tan recurrente en la política nacional. Si quería ser un político de grandes ligas debería haber buscado recuperar su escaño en la Región Metropolitana oriente que poseía Foxley y disputarlo legítimamente con Alvear.
Este nuevo período como parlamentario democrático le trajo la posibilidad de convertirse en un líder natural dentro de la nueva mayoría oficialista y pasar a ser parte de ese grupo de hombres buenos de la política, aquellos que entregan pausa y cordura. Pero no. A pesar de haberse impuesto en ese cargo más por su historia que por la fuerza de la DC en la Cámara Alta, Frei decide hacer caso omiso a este circunstancial puesto de poder y jugar un rol más coyuntural. Esto último no es cuestionable, no es malo que el presidente del Senado, siendo la segunda autoridad política del país, quiera ser una figura más de peso, el problema es cuando lo hace por ambición personal y cayendo en la peleíta pequeña y barata, dejando de lado los grandes temas y acuerdos para preocuparse más de su precandidatura presidencial.
Y con esto llegamos al tema que lo mueve y lo motiva en este momento. Conjugando un deseo meramente personal de ser nuevamente presidente de la republica y la necesidad de la disidencia demo de tener una carta que le dispute el liderazgo a Alvear. En ningún caso veo negativa la aparición de grupos al interior del partido que tengan sus propios liderazgos y presenten sus propias posturas al interior de este, lo que critico es cuando esto se hace por la vía de mermar la única posibilidad que tiene la DC de alcanzar la presidencia del país nuevamente por el momento. La Democracia Cristiana siempre ha sido un partido de muchos grupos, históricamente estos se encargaban de dejar en claro sus posturas, negociar la cuotas de poder y jugar un rol en la dirección del partido. Esto con el fin de ser una vos única hacia fuera de este y no por medio de levantar cada uno un pseudo precandidato sólo con el fin de hacerse escuchar. Algunos pueden decir que esta situación extrema fue empujada por la hegemonía del grupo que actualmente dirige el partido, pero como sea hacia el electorado se ve más como una lucha de personalismos que como la construcción de un proyecto de alcance nacional.
Frei insiste en jugar al candidato, a ser una posible carta, aunque no asume la candidatura ni el interés, pero ya tiene un equipo de trabajo en pos de esta meta y se ha movilizado con el fin de aumentar su cuota de poder interno. Que se asuma de un a vez por toda como candidato y le dispute la nominación a Alvear, que se ponga a debatir sobre propuestas y programas, que nos demuestre que ahora si está fogueado y que además de entregarnos un gobierno con experiencia y capacidad técnica puede a su vez tener el manejo político y liderazgo necesario para dirigir al ejecutivo en primera instancia y Chile en su totalidad, idealmente. Dejar de lado la ambición personal y jugársela por un proyecto es algo que Frei necesita presentar a la sociedad. Si en su momento el circulo de hierro que lo acompañaba lo dejó por no apoyar esa candidatura post Lagos, ahora deberá formar un nuevo equipo que le demuestre al resto que estaba equivocado y que el es capaz de convertirse en una figura aglutinadora. O asumir un rol en el engranaje político y aceptar un lugar más digno en la historia, desde donde pueda contribuir a través de la experiencia alcanzada apoyando al conglomerado que lo llevó al poder y no alimentando rencillas mezquinas que nada aportan al país ni a él.
Seguir en el Senado, participar de todas las instancias partidistas, terminar de ganarse el liderazgo que tempranamente le llegó y validarse como un nombre propio es la meta que debe seguir a mi juicio. Recién ahí podría pensar en ser nuevamente Presidente de Chile. Antes de eso, el cargo le volvería a quedar grande.

martes, julio 01, 2008

 

Camilo Escalona

Creo sinceramente que él y yo somos líneas paralelas, vale decir, nunca tendremos puntos de coincidencia que nos crucen. Aunque en estricto rigor si han habido cruces, conceptos, momentos que han hecho que apuntemos para un mismo lado pero desde nuestra propia perspectiva.
Desde un principio he visto a Escalona como un político de tomo y lomo, que vive política, respira política y en el fondo se define a través de ella. También lo he visto como un socialista a la antigua y que por ende tiene conflictos al momento de tener que interactuar con el sistema y el poder central. Su alma es del pueblo y desde ahí quisiera trabajar. Sin embargo, sus decisiones lo han llevado a formar parte de las elites gobernantes y por ende a dejar en un segundo plano los ideales políticos que lo movieron en un principio.
Claro, porque no se puede ser gobierno y oposición a la vez. No se puede encabezar un partido, sustentar una coalición y respaldar al presidente, y a la vez criticar todo lo establecido incitando a la revolución de masas. Ganas no le han faltado, episodios donde salé su esencia izquierdista más pura tampoco.
Debo reconocer que un principio como diputado no le encontraba mayor talento. Formaba parte de la pluralidad de parlamentarios que iba formando el congreso de la nueva democracia. Un parlamento donde nadie sobraba (a lo mejor los designados) y por ende donde cada asiento era ocupado por un protagonista del futuro. Mientras que a nivel dirigencial, al interior del PS, si era un hombre que destacaba, que avanzaba con fuerza encabezando tendencias internas y siguiendo paso a paso y con paciencia el camino al liderato.
Así es como pese a una fallida elección como senador por la Región Metropolitana poniente, no tuvo problema en volver atrás, retomar el camino y pacientemente esperar su oportunidad. Lo que para algunos habría sido humillante, como es ser relegado a un cargo poco relevante y de poco fogueo político, el lo tomó como su propia travesía en el desierto al estilo socialista. Es decir sin grandes viajes a grandes universidades en el extranjero, sino que trabajando disciplinadamente en el aparato estatal.
Pero vendría su revancha, su ascenso en la cúpula socialista, su regreso al parlamento como diputado y su época de gloria. Época que no sólo está marcada por su llegada al Senado, sino por conseguir que una persona de gran cercanía ideológica e histórica a él llegara a ser la primera Presidenta de Chile. En ese momento Escalona se sintió más cerca del poder y de sus metas, vivió a través de ella el cumplimiento de un sueño socialista y realmente popular entrando a La Moneda.
Un paréntesis antes de seguir. Lamentablemente, este personaje también ha caído en esa inevitable tentación de pasearse por diferentes zonas del país como candidato. Así es como habiendo sido diputado de un distrito de la Región Metropolitana, y luego de su primera aspiración al Senado, reaparece como candidato a diputado por Lota, donde es electo. Luego en su segunda y exitosa incursión a la camara alta lo hace por la Décima Región Sur, triunfando nuevamente y metiéndose al bolsillo las ideas de regionalismo donde las regiones eligen sus representantes ante la sede del poder central. En fin, lamentable.
Retomando, para Camilo Escalona tener a su amiga y compañera Bachelet en el máximo cargo de representación popular del país no ha sido todo lo agradable que el hubiera querido. Esto porque por un lado ha tenido que hacerse cargo personalmente del blindaje de esta en el Parlamento y al interior de su propio partido. En el primer lugar defendiendo leyes e iniciativas emblemáticas de la Presidenta, pero que no necesariamente lo representaban a él a cabalidad. Luego en su partido donde existen variados grupos, siendo los más radicales bastante críticos con el modelo económico – social desarrollado por el ejecutivo. Su actitud un tanto soberbia y poco dialogante también le han pasado la cuenta y ha debido gastar mucho tiempo en defenderse. Es así como se ha desdibujado al líder socialista y se ha convertido en un arquero atrapa goles, que está tan cansado que al final le pasan alguno por agotamiento.
Recientemente ratificado en la dirección de su partido, busca lograr a través de esto y de la próxima elección municipal dar un espaldarazo final a quien fuera su candidata y con la que tiene una responsabilidad de lealtad muy grande. Ya con ella fuera de La Moneda podrá relajarse y ser el francotirador que siempre le ha acomodado más ser.
Siempre y cuando su idea de levantar a Insulza no resulte. Pero aunque resulte y este sea el próximo Presidente de la República, su nivel de compromiso disminuirá, además tendríamos a un primer mandatario más fogueado y con menor necesidad de ser blindado. Amigo de los acuerdos, criado en la política y por ende, desde el punto de vista del manejo no necesita que Escalona le cuide las espaldas.
El futuro entonces de Escalona por dónde va. A lo mejor tomar un respiro luego que acabe el actual gobierno, dedicándose a su labor parlamentaria, dejando la presidencia del PS y quedando en una cómoda segunda línea por un tiempo. Ministro en un gobierno de la Concertación no sería, su reelección está a cuatro años aún, por lo que asumir compromisos eleccionarios no está en su futuro cercano. Creo que debería relajarse y volver a las bases, preparar a los lideres de su partido para el futuro, recorrer el país y las poblaciones, recuperar el espacio entre el pueblo que le arrebato la UDI hace 10 años, y resurgir con el apoyo popular, para reoxigenar a la Concertación y a su propia vocación política.

 

6 a los 6

Seis meses seis cosas. Ayer terminaron los primeros seis meses del año y a continuación presento seis cosas que han marcado mi existencia este último tiempo:
1.- Me vine a vivir a España, a mi anhelada Barcelona. Deje de lado la seguridad de mi casa, de mi trabajo y de mi entorno. Hice un quiebre en mi historia y me arriesgue a venir en busca de lo tantas veces anhelado, con poquito seguro, peor con muchas ilusiones, ganas y esperanzas.
2.- Empecé una relación de pareja propiamente tal, aunque desde Agosto pasado ya existía, en Enero de este año se materializó en el día a día, dejo de lado su carácter distante, utópico e idealista, se hizo real. Se llenó de viseras, de carne, de olores, lágrimas, miedos, roces, sensaciones, aprendizajes y riesgos que nunca había asumido. Es lo más extraño y gozoso que he vivido. Es como una nueva droga, que me eleva a niveles altísimos de lucidez y de placer. Es raro, todo es raro cuando se está en pareja. Me ha hecho cambiar las prioridades, haciendo que no sea sólo lo profesional lo que determine mi andar, sino que lo emotivo, el amor y la fraterna complicidad que me recompensa día a día.
3.- Recibí mi cruz, la conocí y empecé a cargarla. Aún no conozco bien su peso ni cual es la mejor manera de llevarla, pero empiezo a reconocerla y a llevarla decididamente. No me he acostumbrado a ella, nunca lo haré, pero aquí está y es un desafío nuevo, grande, que me acompañará el resto de mi vida.
4.- Conocí otra dimensión de la amistad. Mucha gente quedó atrás, algunos están pero más difusos, otros reaparecieron con fuerza y muy pocos debutaron. Vivo una amistad a la distancia, lealtades y cariños están muy lejos de mi mano, por lo que he necesitado aprender a expresar mi amistad de otras maneras y a recibirla de una forma menos evidente. Se reafirmaron los grandes amigos y el resto se ajustó a lo que son y siempre fueron, buenos compañeros de ruta, valorables desde su aporte y a los que no debo exigir ni juzgar más allá de su justa dimensión.
5.-Mi familia se ha transformado en el pilar de mi vida. Añoro a mi padre como nunca lo había hecho, lo valoro, aprecio y admiro cada vez más, me he llegado a sorprender lo mucho que lo hecho de menos. Mi madre me maravilla día a día con su inmensa entrega e incondicionalidad, su enorme capacidad de amar me ha reconciliado con la espiritualidad, porque veo que es en sus creencias en donde encuentra la fortaleza para salir adelante y apañar a todos su pollos. Mi hermana mayor también está siempre presente en mis pensamientos, ajustándose a la perfección a su rol, siempre más discreto pero igual de importante que todos. La menor ha sido quizás la más difícil de manejar, ha sido todo raro con ella, por un lado está en su propio proceso, por otra parte hay cosas que cambiaron, pero en el fondo está el mismo porotito alegre de siempre, que con una sonrisa de relajo arregla todo. Y por último mi abuela, que en su propio mundo vive feliz y me alegra la vida cada vez que la escucho y la siento, es un reservorio de alegría tan grande que tengo, que no me queda más que dar gracias a Dios por cada día más que tengo junto a ella.
6.- Profesionalmente en estos seis meses me lo he cuestionado todo. Llegué con una idea que mutó mucho en el camino. Feliz con mi reactualización de conocimientos y con la experiencia vivida como estudiante de Master. Pero feliz también con la constatación que es en la aplicación práctica de mi profesión donde más a gusto me siento. Han aumentado mis conocimientos, pero también lo ha hecho el interés por trascender a través de mi trabajo, no sólo haciendo una gran labor, sino que además haciendo lo que yo quiero, lograr un producto que salga de mis entrañas, que demuestre mi preparación pero también mi pasión. Tengo casi 30 años y quiero que mi trabajo sea un reflejo de la vida coherente que quiero llevar. Quiero ser un profesional íntegro, tanto en la oficina como en el terreno, gremial y académicamente, en todos los ámbitos, pero quiero serlo sin dejar de ser yo, una sola persona que está detrás de todo eso.

 

Belisario Velasco

Paradojalmente su peor periodo político coincide con su resurrección como figura pública. Para algunos Bachelet lo basureo, para mi lo resucitó.
Figura emblemática de los primeros días de la recuperación de la democracia y pilar de la primera década de administración gubernamental por parte de la Concertación, este político es un fiel representante de esa segunda línea de trabajo que ha estado permanentemente ligado a la dirigencia nacional y partidista. Luego de ser subsecretario de Interior durante el gobierno de Aylwin y Frei, desapareció del lado más visible aceptando la representación chilena en la Embajada en Portugal. A su regreso un fallido rol como coordinador de la campaña municipal durante el período de Adolfo Zaldívar y finalmente su reaparición con todo como ministro del Interior del actual gobierno. Cargo del que salio por la casi nula sintonía con la presidenta y falta del liderazgo necesario para ejercer como jefe de gabinete. Esa es su trayectoria pública desde el regreso a la democracia.
Pero Velasco tiene una trayectoria más larga ligada a la política nacional, lo que le ha valido ser respetado y valorado por círculos de izquierda dentro de la Concertación. Un dato interesante es constatar su amistad con Fidel Castro y ver como coherentemente con esto nunca ha condenado la falta de democracia en ese país. En lo anterior y en su lucha por los Derechos Humanos está el origen del respaldo con que cuenta por parte del ala progresista de la coalición de gobierno.
También es posible juzgarlo por su actuar como subsecretario, siendo su sello más claro el manejo de la seguridad pública. En esto, contrario a lo que algunos podrían pensar, es inusualmente duro y eficiente en sus resultados. Pragmático, práctico y firme, no ha dudado en usar mano dura y toda la legalidad vigente cuando la situación lo ha ameritado. De hecho es este el rasgo con el que más identificaba yo a este personaje. Lo veía como aquel hombre tras el poder que hacia el trabajo sucio, políticamente incorrecto, pero necesario para mantener todo bajo control. Lo encontraba turbio y poco confiable, de aquella lista de segundones que son más bien funcionales, totalmente carente de carisma.
Pero me equivoque. Claro que de mi error sólo me vine a dar cuenta en su paso como jefe de gabinete de Bachelet. Antes lo vi como parte de la maquinaria concertacionista, de esos que al salir de un cargo importante lo hacen a una embajada como acto de desagravio y pseudo vacaciones pagadas por todos nosotros. Además a su regreso se convierte en la mano derecha del colorín para una campaña muy emblemática como la municipal del 2004, donde no sólo se evaluaba el apoyo a Lagos sino que además el trabajo político de Zaldívar. En ese momento, como es fácil y lógico, lo vi cercano al presidente de su partido y por ende cercano al grupo más derechista y frío de la DC. Su alejamiento de ese cargo por rencillas políticas que no vienen a lugar, prendió mi primera alarma de alerta, de que a lo mejor me estaba equivocando.
Cuando asume como ministro del Interior me termino de dar cuenta de que es un hombre más de consenso, con una trayectoria política y personal mucho más rica y capacidades que iban más allá de un oscuro segundo lugar. Sin destacar como ministro creo que cumplió un muy buen rol, su falta de ambición permitió a su vez tener un ministro con una visión más amplia que la coyuntura actual. Esa falta de ambición jugó en contra al momento de ejercer un mayor liderazgo político dentro del equipo y por ende no fue capaz de contrarrestar la falta de experiencia de la Presidenta. Lo anterior y el manifiesto poco apoyo de esta determinó una salida sangrante del gobierno. Sangrando el por la herida personal, de un fracaso en su curriculum. Y sangrando el gobierno al haber sido incapaz de tener un buen ministro, retenerlo o al menos dejarlo ir de una manera más digna.
Actualmente y aprovechando el segundo aire que le dio toda esta experiencia, se encuentra ejerciendo de aglutinador político dentro de la DC. Sinceramente creo que podría haber sido presidente del partido y lo habría hecho muy bien, ya que un presidente de partido se debe identificar con los ideales de este pero no tener aspiraciones presidenciales que contaminen su ejercicio. Pero el aparecer compitiendo con Alvear podría ser visto como una pasada de cuenta contra el gobierno y una innecesaria nueva disputa que divida al partido. Si el candidato alvearista hubiera sido cualquier otro diferente a la senadora, habría sido una competencia más útil e interesante de ver. Luego de eso se ha acercado a Frei, con quien se encuentra aunando fuerzas al interior del partido que no se sientan representados por la actual directiva. Eso me parece válido y necesario, es fundamental que en la DC haya diversos matices y que las tendencias sean fuertes y claras de manera de potenciar el factor pluralista del partido. Lo que si me parece un acto innecesario es jugar la ficha Frei como candidato presidencial, ese es más bien un acto para no darle la nominación en bandeja de plata a Alvear y demostrarle la molestia de los grupos que se han sentido desplazados. Ejercicio que por lo demás no tendrá un resultado exitoso en cuanto a conseguir la nominación y sólo mermará las pasibilidades de la más legitima candidata demócrata cristiana.
Pero volviendo a Belisario creo que tiene muchas posibilidades y opciones en su futuro político. Se puede decir que no es joven, pero esa obsesión con rejuvenecer todo nunca ha ido conmigo y mientras la gente esté lucida y en condiciones de aportar creo que deberían seguir siempre activos. Entonces quizás esperar una nueva renovación de la directiva de su partido, integrándose a la mesa ya sea como presidente o en otro cargo, esto sin importar quien sea el presidente de la república o el resultado en las elecciones que se nos vienen los próximos dos años. Otra opción es capitalizar el apoyo político que tiene y arriesgarse el mismo como candidato. Me gustaría que más figuras emblemáticas, tanto de la DC como de la política nacional, postularan a los cargos de representación popular y no se quedaran en el limbo de la dirigencia. Alguna municipalidad seria ideal para disfrutar de su experiencia, de diputado reforzaría a la mermada bancada DC o como senador podría ser de ese grupo de personas que darían estabilidad y criterio a la camara alta.Sea cual sea el camino que elija, creo que Belisario Velasco ya se ha ganado un espacio en la historia democrática de nuestro país y está en sus manos trascender de manera positiva y no como un mero dato de la causa.

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