.comment-link {margin-left:.6em;}

sábado, septiembre 13, 2008

 

Nuevos lugares comunes

Hace poco me sorprendí al constatar la capacidad que tengo para instalarme y adaptarme a un nuevo lugar.
El asunto es el siguiente. Desde más o menos 6 años a la fecha he tenido que moverme mucho en cuanto a lugar de residencia. Ya sea por trabajos temporales o por trabajos que quedaban lejos de mi casa habitual y a los que me desplazaba en los días de semana, volviendo todos los fines de semana a Santiago. Eso más los diversos viajes, me han convertido en una persona que tan pronto llega a un lugar establece unas coordenadas y al poco tiempo cubre las necesidades básicas.
Así es como desde antes de llegar averiguo todo respecto a los medios de transporte de ese lugar, acerca de las características geográficas (o sea si es en pendiente todo el rato, o es más bien plana), algunos lugares de interés y datos básicos. Luego una vez ahí ubico uno o dos supermercados, un locutorio de internet y poco más. La casa o departamento que habitaré por ese tiempo también es parte de este ritual de empoderamiento. Veo que es lo que tiene, como son los espacios, el baño, las comodidades e incomodidades, todo lo que determinará mi forma de interactuar con el medio. Esto luego se complementa con la compra del supermercado coherente con las posibilidades de la cocina del nuevo hogar y ya está, me instalé. Así de rápido así de simple. Así de aburrido, así de preocupantemente plano.
Tampoco hay que creer que este ritual sigue de noche y que de a poco ubico los mejores bares, las zonas de entretención o la forma de movilizarse luego de una noche de juerga. No doy mucho pie a la parranda ni a nada muy fiestero. Como la mayoría de las veces mis desplazamientos se deben a trabajo, me centro más que nada en encontrar la manera de cumplir bien con eso y darle a la vida nocturna no es una forma de hacerlo.
Con la gente con la que me toca vivir establezco diferentes niveles de relación y de comunicación. Con algunos creo gran complicidad, de hecho un par de amigos han salido de todo esto. Con otros hay cordialidad en el trato, pero tan pronto se acaba lo que tenemos en común perdemos el contacto y sólo quedan como parte de un lindo recuerdo. Y finalmente está esa gente a la que uno no quiere haber conocido nunca, que la mandaría a la mierda desde el segundo día y con las cuales de seguro la complicidad es minima o inexistente. Ninguno en todo caso altera demasiado mi forma de desenvolverme. Las relaciones las establezco según como encajan en mi forma de afrontar la nueva situación espacial y temporal. Punto.
Se que suena aburrido. Muchas veces lo es y lo tengo claro. Y es por eso que me aburrí de los desplazamientos. Quiero quedarme estable en un lugar, no tener que viajar todos los fines de semana o convivir con gente por obligación. Quiero vivir en una ciudad que me agrade, me llene y considere mía. Quiero encontrar ese hogar y ese nicho, donde me pueda sentar y ver la vida pasar. A decir verdad ya lo encontré y en eso estoy...

viernes, septiembre 05, 2008

 

Tito, 20 años

20 años ya.
Ni una idea clara puedo desarrollar, sino que muchas ideas que con el tiempo se han acumulado.
Ideas como un sinónimo de sentimientos, de lágrimas y de horas en que pienso por qué.
Nunca lo entenderé.
Te fuiste en el mejor momento.
Cuando te necesitaba tanto, cuando todos te necesitábamos tanto.
Muchas veces lloré junto a tu tumba, reí también y conversamos.
No dejo de pensar que muchas veces te avergonzarías de mí, que soy lo que tu no querías que fuera.
Te puedo contar que desde tu muerte te rezo, eres tú mi interlocutor con Dios, en quien confío cuando los momentos de angustia me abruman, ante el temor, ante lo nuevo y también con quien comparto lo bueno que me ha ocurrido en estos largos 20 años.
Éramos tan unidos, pero de verdad éramos muy diferentes. Tu vida y la mía son divergentes, pero el tiempo y el cariño nos puso juntos en este camino, nos hizo complementarnos para disfrutar de esos poco más de nueve años que tuvimos para disfrutarnos.
Recuerdo como si fuera ayer la fatal noticia, el momento en que me dijeron que te fuiste, cuando tuve que entender que no te vería más. Pero quise mirarte y llevarme una ultima imagen tuya descansando, antes de que emprendiéramos ese nuevo viaje. Tu hacia el más allá, yo hacia una vida sin ti.
Cuando mi cuerpo me lo pide miro al cielo, busco la estrella más brillante y asumo que eres tu, que me mira y me escucha.
Están en mi memoria los chunchules, ese cumpleaños en el club, los veraneos de camping, las cosquillas en mi pieza, tu voz fuerte y clara, la manera en que disfrutábamos de la comida, cuando me regalaste una pelota de football para que a través de ella me acercara a mi papá, los volantines, los fuegos artificiales para el año nuevo, cuando me enseñaste a andar en bicicleta aunque sospecho que ni tu mismo sabias hacerlo, cuando me empujabas a esforzarme para vencer mi timidez y no ser menos frente a nada ni nadie, muchas cosas que cuesta ordenar, pero que me arrancan una gran sonrisa, un sentimiento de paz y alegría de saber que tuve la oportunidad de conocerte, abrazarte y gozarte.
Ya no soy el gordito de aquellos años, crecí, madure, me esforcé, lloré y maldecía muchas veces mi destino. Pero si volvieras a estar conmigo nuestra conexión seria instantánea, estoy seguro de eso.
Antes dije que creo que te desilusionarías de mi, pero en el fondo se que estarías feliz conmigo, así como yo estaría contigo.
Nunca es un buen momento para partir, los que quedamos lo hacemos con un enorme vacío y solo el tiempo me ha enseñado a estar agradecido de todos esos años juntos.
Te quiero, siempre lo haré y no me queda más que darte las gracias por todo, por haber sido mi abuelo y amigo, por prestarme a la vieja por tantos años más y darme el mayor regalo que he tenido: mi madre.
Mil veces gracias, mil veces contigo, tu nieto que siempre te añorará y pensará en ti.
Un beso Tito.

 

Hace tiempo

Tiempo que no escribo.
Tiempo en que he pensado, vivido, reído, disfrutado y amado.
Tiempo de dudas, angustias y temores.
Momento de relajarse, disfrutar de las terrazas y beber una cerveza hasta que se refresquen nuestros pensamientos.
Momentos de certezas, de mucho amor y complicidad.
Momentos de morbo de jugueteos y caricias.
Es hora ya de pensar en el futuro, de no angustiarse al hacerlo.
La hora de tener cojones, huevos, criadillas y todo lo que haga falta.
Es la hora que siempre espere y que no quiero ni debo desperdiciar.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?