pastor

En la vida hay cosas claras. Pocas pero las hay.
En mi caso está claro que soy complicado, complejo si quisiera darme aires, pero enredado al fin y al cabo.
También está claro que soy una persona buena. A lo mejor no soy la mejor persona del mundo pero intento mirar todo con cierta ingenuidad y perspectiva positiva para no perder la capacidad de sorprenderme.
Esta claro que soy hijo de mis viejos. Siempre creí ser adoptado, pero en el fondo sé que no es así. Lo que pasa es que soy una mezcla perfecta de ambos, bueno no sé si perfecta en el sentido de algo muy bueno, sino que perfecta en el sentido de que es tanta la combinación de ambos que se produjo en mi, que no me reconozco mucho en ninguno de los dos.
Está, por cierto, muy claro también que soy miedoso, algo cobarde y tímido. Quedado, paralizado, en general, todo aquello que permita definir a una persona no muy audaz y a la que la vida se le pasa sin que le saque el suficiente provecho.
Tengo medianamente claro que mi profesión será aquello en lo que quiero desempeñarme por siempre. Tengo ambiciones, pero no van por el lado del poder, sino con el aumento de mis capacidades en lo profesional. Si me reconocen por eso luego, aquello será otro aspecto, lo importante es hacer lo que me gusta.
Claridad absoluta tengo con respecto a la soltería y la no paternidad. Ahí si que soy seguro. No me quiero casar. No quiero tener hijos. Punto.
De los sentimientos e intenciones de terceros no tengo nada claro. Seria soberbio decir que lo tengo. Creo que algunas personas me quieren, incluso incondicionalmente. Creo que a varios les soy indiferente. Y creo que la mayoría de la gente tiene alguna impresión de mi. Pero ese es un terreno que no quiero pisar acá.
Actualmente busco la claridad mental y es por eso este ejercicio que busca auto guiarme y así tener una buena base cuando siento que el caos se apodera de mi.
Más acción menos reacción.
Esa es la consigna.