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miércoles, diciembre 06, 2006

 

Un año nuevo

El año nuevo del 2004 al 2005 es un tipo de año nuevo que definitivamente no se va a repetir. Por las situaciones actuales de los 3 participantes, por el escenario donde estuvimos y por las circunstancias que nos envolvieron.
Después de un 2004 difícil, lleno de cosas fuerte, giros inesperados y situaciones de profunda tristeza, nos embarcamos los tres hermanos en un viaje donde definitivamente terminaríamos de elegirnos como hermanos y empezaríamos a ser amigos. Era como un reality, intenso, con momentos de complicidad, de pelea, de risa, de pena, de descubrimiento en el fondo.
Viajamos con mi hermana mayor un día viernes a encontrarnos con la menor en Londres. Los detalles del viaje no importan para el fin de este relato. El viaje fue muy bueno, nos llevo a recorrer muchas partes y a vivir diversas situaciones. Pero un momento que me marcó fue la noche del año nuevo.
Como he dicho anteriormente por acá, no soy un tipo que sepa expresar bien sus emociones, menos en publico y menos aún llorar. Esa noche luego de una modesta pero rica cena de noche vieja bajamos a buscar un buen lugar donde recibir las 12, donde ver fuegos artificiales y en el fondo donde hacernos una fiesta sin necesidad de estar en una. Con la chica decidimos comprar una botella de champagne en la calle, segundos después decidimos que una botella era muy poco y rápidamente compramos otra, con lo que nos hicimos de una botella cada uno. Mi hermana grande no tomaba.
Llegamos finalmente a la plaza del pueblo, donde además de mucha gente en animo de fiesta había un montaje en trapecio basado en Peter Pan. También algunos fuegos artificiales aislados, música fuerte y ganas de ser feliz.
Fotos iban y venían, felicidades fingidas a veces, pero felicidad y efusividad que iba en aumento.
Cuando ya habían pasado las 12 y el alcohol ya me había invadido, el espectáculo puso “What a wonderfull world” y me nació abrazar a mi hermana y me puse a llorar, le dije que la quería, mi otra hermana también se sumo y siento que fue emotivo, triste y feliz. Una angustia que había guardado durante 6 meses y que ahí por fin me salió.
Lamentablemente quedé con la sensación de que ellas no habían entendido la profundidad de lo que yo había expresado ahí, pero no importa. A mi manera les demostré el cariño que tenia y siento que independiente de las cosas que pasarían ese 2005, ahí nació una verdadera complicidad entre los tres.
Ahí crecimos y ahora ya todos grandes nos enfrentamos a momentos de división, de discusión, de risa, de ayuda, de evolución, de cotidianeidad y de desilusiones. Pero siento que de todas maneras los canales establecidos esa noche estarán ahí, para cuando cualquiera de nosotros quiera usarlos.
Siempre me encuentro en la disyuntiva entre la importancia de la familia sanguínea. Esto en el sentido de que es gente a la que uno no elige y con la que hay una relación biológica que los une. Pero a pesar de mis fríos análisis al respecto, debo admitir que el cuento de que la sangre tira es cierto. Y que lejos o cerca, de buenas o de malas, los tres seguiremos siendo hermanos y potencialmente amigos.

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