lunes, enero 15, 2007
Veranos de teatro
El verano pasado, o más bien Enero del año pasado, fue de mucho teatro. Estaba sin trabajo y por lo tanto disponía de tiempo y de la necesidad de llenar ese tiempo de manera positiva, no frustrante.
La falta de presupuesto y la libertad de agenda, me permitió ir a todos y cada uno de los montajes callejeros del Festival Santiago a Mil. Gracias a eso reí, me admiré y salvé muchas tardes.
No todo era del nivel que uno quisiera, pero jamás fue una mala experiencia, ni menos tiempo perdido.
Y ahora este verano es distinto. No dispongo de todo ese tiempo libre y cual cabro chico he decidido que si no puedo tener la libertad de moverme por el festival a mi gusto entonces lo bloqueo.
Esto quiere decir que prefiero no saber de él, antes que saber y frustrarme por no poder ir a ver tal o cual montaje.
El que pierde soy yo, lo sé. Pero así también me obligo a ser creativo e inventarme otras actividades, para este verano trabajado, asfixiante y confuso, pero muy estimulante a la vez.
La falta de presupuesto y la libertad de agenda, me permitió ir a todos y cada uno de los montajes callejeros del Festival Santiago a Mil. Gracias a eso reí, me admiré y salvé muchas tardes.
No todo era del nivel que uno quisiera, pero jamás fue una mala experiencia, ni menos tiempo perdido.
Y ahora este verano es distinto. No dispongo de todo ese tiempo libre y cual cabro chico he decidido que si no puedo tener la libertad de moverme por el festival a mi gusto entonces lo bloqueo.
Esto quiere decir que prefiero no saber de él, antes que saber y frustrarme por no poder ir a ver tal o cual montaje.
El que pierde soy yo, lo sé. Pero así también me obligo a ser creativo e inventarme otras actividades, para este verano trabajado, asfixiante y confuso, pero muy estimulante a la vez.
