sábado, marzo 10, 2007
Opinión política
El gobierno cae, la concertación también e incluso la presidenta pierde adhesión. Sin embargo, la oposición, o más bien la derecha, que es la más grande oposición pero no la única, no capitaliza esa caída. Es más ellos mismos sufren cierta retroceso en la adhesión ciudadana.
Esto tiene muchas posibles lecturas. Pero acá me aventuraré con algunas propias y otras ajenas:
- La oposición no logra captar el apoyo que el gobierno pierde porque no es propositiva. Solo va reaccionando, pero no tiene un programa propio, una agenda, un proyecto que defender y que se transforme en una real alternativa para los chilenos.
- El congreso y su conformación es total y absolutamente irreal. Casi mitad y mitad de cada uno de los dos bandos, cuando debería en realidad ser un 15 % de uno, un 30 % de otro y el resto un gran manga de independientes o de movimientos de menor envergadura pero que de todas maneras tienen asidero en la sociedad.
- Si ni la coalición gobernante ni la oposición captan el apoyo popular, quiere decir que hay un gran numero de ciudadanos que actualmente no se sienten representados y eso es un caldo de cultivo para la aparición de caudillos populistas que no siempre llevan a un país al mejor final pero que si logran capitalizar la desilusión de la gente y darle algo nuevo en que creer.
- Los medios de comunicación son muy sesgados y ocupan mucho tiempo y espacio en graficar situaciones que no siempre son de preocupación de la gente y que crean una imagen falsa de caos o tranquilidad, que solo conduce a desestimar estas instituciones, ya que no pasan de ser un visión no mas de la sociedad.
- La necesidad evidente de renovación de rostros, o más bien de que estos se sinceren. Algunos seguirán ya que a la gente les puede gustar su forma de ver la sociedad, otros caerán y no serán capaces de resistir la honestidad que se pide ahora. Otros rotaran de cargo y permanecerán en la tribuna, sin embargo, ya todos sabremos qué quiere, de donde viene y para donde va, y si sigue en un puesto de poder es porque a pesar de todo la gente lo valora.
El Transantiago es solo un ejemplo de un gobierno con buenas intenciones pero poco eficiente, de una oposición histérica que solo denuncia y no ayuda a nadie, de una sociedad que reacciona mal a los cambios y de un país que va a evolucionar, ojalá hacia un lado más honesto y humano, pero que claramente no va a seguir mucho tiempo como está ahora.
Esto tiene muchas posibles lecturas. Pero acá me aventuraré con algunas propias y otras ajenas:
- La oposición no logra captar el apoyo que el gobierno pierde porque no es propositiva. Solo va reaccionando, pero no tiene un programa propio, una agenda, un proyecto que defender y que se transforme en una real alternativa para los chilenos.
- El congreso y su conformación es total y absolutamente irreal. Casi mitad y mitad de cada uno de los dos bandos, cuando debería en realidad ser un 15 % de uno, un 30 % de otro y el resto un gran manga de independientes o de movimientos de menor envergadura pero que de todas maneras tienen asidero en la sociedad.
- Si ni la coalición gobernante ni la oposición captan el apoyo popular, quiere decir que hay un gran numero de ciudadanos que actualmente no se sienten representados y eso es un caldo de cultivo para la aparición de caudillos populistas que no siempre llevan a un país al mejor final pero que si logran capitalizar la desilusión de la gente y darle algo nuevo en que creer.
- Los medios de comunicación son muy sesgados y ocupan mucho tiempo y espacio en graficar situaciones que no siempre son de preocupación de la gente y que crean una imagen falsa de caos o tranquilidad, que solo conduce a desestimar estas instituciones, ya que no pasan de ser un visión no mas de la sociedad.
- La necesidad evidente de renovación de rostros, o más bien de que estos se sinceren. Algunos seguirán ya que a la gente les puede gustar su forma de ver la sociedad, otros caerán y no serán capaces de resistir la honestidad que se pide ahora. Otros rotaran de cargo y permanecerán en la tribuna, sin embargo, ya todos sabremos qué quiere, de donde viene y para donde va, y si sigue en un puesto de poder es porque a pesar de todo la gente lo valora.
El Transantiago es solo un ejemplo de un gobierno con buenas intenciones pero poco eficiente, de una oposición histérica que solo denuncia y no ayuda a nadie, de una sociedad que reacciona mal a los cambios y de un país que va a evolucionar, ojalá hacia un lado más honesto y humano, pero que claramente no va a seguir mucho tiempo como está ahora.
