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Lo que hicieron los diputados colorines y que posteriormente hará Adolfo Zaldivar en el senado no va por el lado de que este sistema es perverso, que no se le debería dar ni un peso, que es una humillación para los santiaguinos, etc, etc, etc, es simplemente una manera de poner en jaque el liderazgo de Soledad Alvear, ya que si ella no logra alinear a los diputados de su partido menos podría alinear a la Concertación entera en un posible gobierno, mientras que si aplica mano dura y los expulsa podría ser acusada de dictatorial e incluso ser acusada legalmente por generar ordenes de partido en la votación de sus parlamentarios. Así nuevamente el colorín y sus aliados buscan centrar la atención en ellos como victimas y no en el bien común o nacional, ya una vez trataron de levantar una candidatura que no tenia ninguna base real en la sociedad (la del propio Zaldivar) y alzaron una candidata solo para opacar a Alvear (el apoyo irrestricto a Bachelet). Sin embargo, cuando dejaron la directiva y dejaron de ser los interlocutores validos frente al gobierno rápidamente se dieron vuelta la chaqueta, criticaron todo lo que hacia la actual administración y entorpecieron al máximo su labor. O sea simplemente le pasaron la cuenta. Ellos mismos hablaban de corregir el modelo, sin embargo, ninguna iniciativa real y concreta emanó en ese sentido en todo el tiempo que estuvieron en la primera línea y al final a uno le da más la impresión de un gran conjunto de ambiciones personales e intereses mezquinos que de real vocación publica.