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martes, noviembre 13, 2007

 

Relato

He aquí un relato que escribí hace tiempo, el que encontré ayer mientras ordenaba mis cajas con cachureos:

“Ese olor, ese maldito olor de nuevo. Creí que después de ese día jamás volvería a sentirlo. No es muy común, pero al parecer siempre aparece cuando no hay manera de escaparse. Desde ese día en el cine creí que no lo volvería a sentir. Estaba con Raquel, veíamos una película de Almodóvar que de verdad me interesaba, en ese momento entró esa mujer, llegaba tarde y era gorda, por lo que su entrada se hizo notar. No pasó mucho tiempo para que su perfume avanzará decididamente hacia mi, logrando distraerme irreversiblemente de la pantalla. El problema no era la cantidad que se había echado, sino el aroma realmente hostigoso y abusivamente dulzón. Lentamente mi nariz empezó a irritarse, mi mente quedó en blanco, sólo sentía ese olor inundando toda la sala. Mi pareja notó mi incomodidad, pero la película la tenía demasiado abstraída como para percatarse del ataque del que yo estaba siendo victima. Ahora me lo encuentro acá. Desde el primer al último piso. Hay mucha gente y no se quien tiene el mal gusto de usarlo. Pero sólo quedan tres pisos. Camino hacia mi oficina aún algo consternado por la desagradable experiencia recién vivida. Ahí está mi secretaria. Lo primero que hago es abrir la ventana y sentir el smog. Cualquier cosa es mejor que esa fragancia. Tocan la puerta. Es Raquel reclamando que no la saludé en el ascensor. Desde que nos casamos que no se arreglaba. Hoy se ve linda. Me disculpo y la beso. De repente ese olor empieza a atacarme. Lo siento, de verdad lo siento.”

Lo transcribí tal cual lo encontré, hay varias cosas que modificaría, pero la idea fue mostrar cómo y qué escribía muchos años atrás (en el colegio de hecho).

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