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jueves, mayo 29, 2008

 

Pablo Longueira

Hasta hace algún tiempo aborrecía y temía profundamente a esta persona. Lo encontraba el maligno en su máximo expresión, la muestra humana de todos aquellos conceptos que no sólo no comparto sino que además van en contra de mi naturaleza. Luego, en una versión menos catastrófica de su persona, lo consideré dentro de la categoría de personas que en política les corresponde el rol de ser el malo de la película, hacer el trabajo sucio o decir esas verdades incomodas que nadie quiere escuchar pero que alguien debe dejar en claro, para que no caminemos haciéndonos los tontos. Este era un rol que desempeñaba José Miguel Insulza cómo ministro de Frei y Lagos, Adolfo Zaldívar en su primera etapa como presidente de la DC y Longueira desde la cabeza de la UDI. Personas que van de frente, dicen las cosas aunque no caigan bien y aunque mermen sus propias opciones presidenciales. Cuando ya se asumen como candidatos se suavizan, se ponen más conciliadores y receptivos y pierden esa característica tan incomprendida pero sana para nuestra democracia.
Pero siguiendo con Pablo Longueira, posteriormente esa impresión que tenia sobre su persona volvió a modificarse. Dejar la presidencia de la UDI, sincerar sus aspiraciones presidenciales y buscar encajar en el rol original que se le asignaba a los senadores, hizo que su carácter cambiara, a uno menos beligerante, más sensato y constructivo. Dejó atrás esas declaraciones en las que repetía una y mil veces que su objetivo era que desapareciera la DC, y principalmente amplió su mundo más allá de lo UDI, todo lo cual le permitió crear su propia carta de navegación, plantear ideas personales desmarcándose de su sector y situarse en el lugar de aquellos lideres de opinión publica que tienen mayor altura de miras y que priorizan el beneficio común antes que el personal.
Mis ideas y las del Senador son muy distintas, me costaría darle mi voto alguna vez, pero si llegara a ser presidente lo apoyaría, por un lado porque soy de aquellas personas que cree que hay que apoyar a los presidentes como actitud básica y segundo porque tiendo a confiar en sus propósitos. Hablo de él como presidente porque me parece por lejos una mejor opción que Piñera y Lavín, el primero porque se me hace poco confiable y transparente, y el segundo porque carece de estructura y consistencia para guiar un gobierno.
Sin embargo, el señor Longueira también ha caído en el grupo de los que se mueven cómodamente por distritos, como diputado de San Bernardo a Conchalí sólo con el objetivo de romper el doblaje de la concentración, lo que tiene en todo caso su lógica desde el punto de vista de estratega que a el le gusta jugar. Luego al Senado por Santiago Oriente, traicionando algunas zonas que representó como diputado y desplazando al legítimo candidato por ahí, un Bombal que para tratar de seguir en el Senado tuvo que postularse fallidamente por el fuedo concertacionista de la octava región. Un desafío que debería haber tomado el propio Longueira, una figura más aglutinadora y con más dejo popular que el otro, donde un posible triunfo lo habría catapultado como innegable opción presidencial de su partido. Esa proclamación que el adelantadamente esperó por parte de sus compañeros poco después de iniciado este gobierno, y que al no obtener optó por retirar irrevocablemente su postulación. No sé que tan así será esto, ya que por lo visto nada en política es tan absoluto. Desde ahí se dedica a ser un senador autónomo, no independiente, capaz de actuar en concordancia con su sector pero discrepando y abriendo el debate, con lo que obliga a sincerar opiniones desde ambos lados. Esta nueva modalidad de hacer política, más madura, me estaba pareciendo atractiva, interesante, esperanzadora y sobre todo más sana.
Pero como bien se dice, la gente no cambia, y Longueira no es la excepción, sigue siendo un zorro de la política y aquellas cosas que lo mueven siguen presentes en la primera línea de sus prioridades. Una de ellas es no darle ni medio centímetro de ventaja a Piñera y la segunda es acabar con la Democracia Cristiana. Cuando partí escribiendo esta columna de opinión la idea era dar una imagen más bien positiva del senador poniendo énfasis básicamente en aquellos aspectos en los que difiero o que considero cuestionables de su actuar. Sin embargo, al leer algunos diarios y portales de Internet me entero que ha propuesto a Zaldívar como candidato presidencial, cauto y calculador como es él, no propone que sea el candidato de la Alianza, sino que dice que seria una buena figura y que por lo demás obligaría a la DC a tener su propio candidato. Aquí el razonamiento a mi parecer es el siguiente: Piñera en la elección anterior creció a costa de los DC que no están dispuestos a votar por un socialista y que para la elección pasada eran un buen lote; pues bien si Zaldívar se presenta ese grupo de falangistas más cercanos a la derecha optarán por su opción y no por el empresario, son votantes clásicos que más que cuestionar la gobernabilidad que tendría Zaldívar lo que quieren es votar por un humanista cristiano, ni socialistas ni libremercadistas son sus favoritos. Con respecto a la DC, Longueira planeta que estará obligada a tener un candidato, para evitar que sus electores voten por el colorín y lo transformen en una alternativa de poder ahora que fue expulsado; pero es claro que dos candidatos con ascendencia demo no sumaran más votantes que los que tiene el partido más uno que otro centrista o voto volátil y por ende quedan fuera de carrera. Estocada a la DC entonces y a Piñera que verá bajado sus resultados en las urnas. No importa que con esto gane Lagos o Insulza, Longueira se lleva bien con ellos y tiene la paciencia para esperar a la siguiente elección para que le entreguen la banda presidencial a el. La DC en crisis por haber salido tercera o cuarta, incluso segunda, un buen resultado que igual gatillaría crisis; Piñera con doble derrota como Lavín quedaría muy golpeado. Y el señor Pablo Longueira como líder de esta nueva reunión de centro derechistas que buscará hacerle el peso al tercer gobierno consecutivo socialista.
Se que suena muy rebuscado y que nadie lo reconocerá jamás, pero un estadista piensa así, un pupilo de Jaime Guzmán piensa así, y así piensa demostrar Longueira que es una animal político, fundamental para este país. Porque el lo cree así, al final para ganar al primero que hay que convencer es a uno mismo. Ese trabajo ya esta hecho, ahora solo toca hacer el trabajo sucio con la suficiente precisión como para lograr que pase más desapercibido que antes y con mejores resultados, por supuesto. Sólo imagínense, Longueira presidente, Matthei a la cabeza de la UDI y Allamand en la de RN, Piñera no lo podría soportar. Jaque y mate Pablo.

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