sábado, diciembre 06, 2014
Ciutat Condal
Lo mío con Barcelona parece una
obsesión, un capricho snob, algo a lo que le he dado muchas vueltas desde que
llegué y que claramente ha influido en el éxito de mi instalación de vuelta en
Chile.
Luego de pensarlo mucho creo que
en Barcelona encontré mi lugar en el mundo, aquel sitio donde soy un mejor yo,
más parecido a lo que aspiro a ser y con constantes y dinámicos proyectos de
futuro. También intento justificar mi apego con esa ciudad de una manera
positiva, no es que Chile sea malo simplemente para mi Barcelona es mejor.
Ahí tengo que hacer el trabajo de
buscar sobre qué es lo que lo hace mejor. Si acaso es la sociedad, la
estructura de la ciudad, la distribución urbanística, la mezcla entre cultura
catalana-mediterránea-cosmopolita, la apertura de mente, la tolerancia, el mar,
la comida, la cultura, el transporte público, la mezcla de gente, caminar a
casi cualquier sitio, el misterio…que se yo. Es una mezcla de todo, nada
especifico pero nada rebuscado.
Es curioso el hecho de que allá
es cuando estaba más solo que nunca en mi vida pero donde menos percibí esa
soledad. La rutina que creé me llenaba el día e incluso cuando quería
sociabilizar un poco tenia a qué echar mano.
Por supuesto no todo era bueno.
No soy ciego ni pierdo la memoria. Sé que ahí ciertas comodidades que tuve en Chile
o antes en mi vida eran vistas con un lujo. Tampoco tenía un núcleo humano
donde refugiarme. Si bien es un lugar tolerante uno no deja de ser extranjero y
aunque eso no me afectaba, a veces era una espina que molestaba.
Puedo nombrar barrios, calles,
tiendas, comidas y personas. Puedo hablar largo y tendido de la playa, de la
majestuosidad arquitectónica, de lo guapa que es la gente y de cómo me sentía
cada vez que caminaba por ahí como la estrella de mi propio show.
Y quizás ahí está la clave, mi
vida ahí la decidía yo y me fijaba menos en lo que opinaba el resto. Si quería
hacer algo iba y lo hacía y no me traumaba por hacerlo solo. Si quería pasar
días sin hablar, a nadie le importaba y por ende a nadie afectaba.
Barcelona se convirtió en mi gran
amor, y como tal no puedo renunciar a el.